En medio de las fuertes críticas que está generando su tardía respuesta a la devastación que el huracán María dejó en Puerto Rico, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió ayer toda la ayuda que la isla necesite para la reconstrucción.

“No descansaremos hasta que la gente en Puerto Rico esté a salvo. Son magníficas personas. Queremos que estén a salvo”, dijo en Washington. “Estaremos allí hasta el día que eso ocurra”.

Trump ha sido muy criticado por su respuesta a la catástrofe natural en la isla, que, con 3.4 millones de habitantes, es un Estado libre asociado a Estados Unidos. Viajará allí el martes próximo, casi dos semanas después de que el huracán golpeara el 20 de septiembre y dejara al menos 16 muertos y arrasara la isla, donde cerca de la mitad de habitantes carece de acceso a agua potable.

Obtener alimentos también es extremadamente difícil, igual que a la asistencia sanitaria y al cobijo. La red eléctrica está destrozada y la isla podría estar sin energía durante meses. Tampoco se consigue combustible.

No sólo él está siendo objeto de críticas. También la secretaria interina de Seguridad Nacional, Elaine Duke, quien se declaró satisfecha con los avances en la isla, que calificó de “historia con buenas noticias”. La alcaldesa de San Juan de Puerto Rico, Carmen Yulín Cruz, dijo que “esta es una historia de vida o muerte, de devastación”.

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