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Managua.— A dos meses del inicio de las protestas contra el gobierno en Nicaragua, la Conferencia Episcopal, mediadora y testigo del diálogo nacional, decidió ayer suspender las tres mesas de trabajo creadas para superar la crisis debido a que el presidente Daniel Ortega no presentó copias de las cartas de invitación a organismos internacionales.
“Se suspenden las tres mesas del Diálogo Nacional por incumplimiento del gobierno de Nicaragua, que no presenta las cartas de invitación a los organismos internacionales [CIDH, Onu y Unión Europea] a visitar el país, como se acordó en la plenaria del diálogo el viernes pasado”, informó el obispo Silvio Báez en Twitter.
El gobierno aceptó el viernes pasado invitar de manera inmediata a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Unión Europea (UE) y la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Las partes también consensuaron urgir la presencia de la CIDH e instarle a anunciar los miembros del grupo internacional de investigaciones para Nicaragua que deberán trabajar para coadyuvar en la investigación de todas las muertes y actos de violencia, así como en la identificación de los responsables desde el pasado 18 de abril.
El diálogo entre el gobierno y la oposición se reanudaría ayer, luego de que se conformaran dos mesas de trabajo para debatir las reformas jurídicas y electorales propuestas por los obispos para superar la crisis, las cuales implican un adelanto de las elecciones para marzo de 2019.
Las partes constituyeron la Mesa Electoral y la Mesa Judicial, integradas cada una por tres representantes del gobierno y tres de la Alianza por la Justicia y la Democracia, que aglutina a universitarios, empresarios, miembros de la sociedad civil y campesinos.
Las mesas tendrán que discutir la hoja de ruta planteada por los obispos para solucionar la crisis, la cual incluye la celebración de elecciones el 31 de marzo de 2019, la renuncia de los miembros del poder electoral y una nueva ley de partidos políticos, entre otras medidas.
Las partes también conformaron la denominada Comisión de Seguridad y Verificación, que estará integrada por 12 miembros y se encargará de trazar un plan para levantar las barricadas que mantienen los manifestantes en distintos puntos del país.
Nicaragua está sumida en una crisis sociopolítica que, según organismos humanitarios, ha dejado entre 178 a 200 muertos, la más sangrienta desde la década de 1980, cuando Daniel Ortega también era presidente.
Las protestas contra Ortega, que lleva once años en el poder, y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia con acusaciones de abuso y corrupción.