San José.- Un nuevo foco de presión migratoria regional surgió en Obaldía , un puerto caribeño de Panamá fronterizo con Colombia , por la acumulación en los últimos cinco días de más de 700 migrantes irregulares—en su mayoría cubanos y haitianos —empeñados en exigir que se les permita proseguir viaje, a pie y sin visas, hacia Centroamérica y México en ruta a Estados Unidos .

El ingreso de los migrantes a Puerto Obaldía por tierra, luego de un viaje por zonas selváticas desde Colombia , se registró a partir del pasado fin de semana, confirmaron fuentes oficiales panameñas. Obaldía está ubicado en el extremo norte del límite terrestre de ambas naciones y sobre el Mar Caribe.

“Yo quiero indicar que Puerto Obaldía en Darién está en calma, no hay ninguna crisis, es un tema regional migratorio”, aseguró hoy el panameño José Donderis, director general del Sistema Nacional de Protección Civil de Panamá (Sinaproc), en su cuenta de Twitter.

“El estado (panameño) ha desplazado la capacidad de respuesta para atender la seguridad y salubridad en la zona”, añadió, en referencia a que el gobierno panameño envió más de 11 mil 700 libras de medicinas, agua y alimentos en ayuda humanitaria a la zona.

El ministro de Seguridad Pública de Panamá, Jonattan Del Rosario, confirmó a medios panameños de prensa que a partir del fin de semana anterior empezó a registrarse la entrada de los migrantes irregulares, por lo que el número llegó este martes a 720. Panamá detectó a ocho embarazadas y seis casos de malaria.

Del Rosario reportó que una Fuerza de Tarea Conjunta de Panamá, integrada por efectivos policiales del Servicio Nacional de Fronteras ( Senafront), agentes del Servicio Nacional de Migración, especialistas del Ministerio de Salud y delegados de Sinaproc, fue desplazada a la zona para atender esta nueva ola de inmigración irregular.

“Tenemos que estar claros que estos flujos se mantienen en constante desarrollo”, dijo el ministro, citado este miércoles por el periódico La Estrella, uno de los principales de Panamá, al explicar que mantiene comunicación con las autoridades colombianas y negar reiteradamente que haya un masivo flujo de migrantes.

Al insistir en que lo principal es mantener control de los migrantes para garantizar su salida de Panamá, anunció que la próxima semana se reunirá con representantes del gobierno de Costa Rica para evaluar la situación frente a la nueva oleada, en especial de cubanos.

Cada migrante irregular es atendido por el personal panameño de salud y, de manera paralela, sometido a un proceso de verificación de sus datos para cotejarlos con la base de otros países y determinar si tienen antecedentes penales o son un peligro de seguridad para la región, describió Del Rosario al rotativo panameño.

Uno de los objetivos de Panamá es lograr que los migrantes abandonen o salgan del país de manera voluntaria, pero los viajeros deben recurrir a medios seguros de transporte, detalló.

No obstante, y en fenómenos previos, la presencia de esos flujos en la región se prolongó por la negativa de los migrantes—en particular de los cubanos—de retornar a Cuba y de quedarse en Centroamérica, porque su meta es EU.

Los cubanos viajan de su país a Guyana, que les exime de visa y es frontera con el oriente de Venezuela, y luego emprenden un recorrido por tierra y por mar hacia Colombia para intentar dirigirse a Panamá, proseguir por el resto de Centroamérica e ingresar a México. Otro punto de origen de los cubanos es Ecuador, que les exige visa.

En el caso de los haitianos, la mayoría procede de Brasil, que hace varios años acogió a un gran número de personas originarias de Haití.

La situación agudizó los problemas migratorios en Centroamérica, como fuente de una masiva migración irregular en especial de guatemaltecos, salvadoreños y hondureños que, también sin visa y a pie, penetraron en masivas caravanas a partir de octubre pasado a México en ruta a EU.

A los flujos de cubanos y haitianos se sumaron migrantes extrarregionales de África y Asia que transitan por Centroamérica y que, al ser sorprendidos y detenidos por las autoridades centroamericanas, quedan en albergues como poblaciones flotantes en comunidades del área. Africanos y asiáticos también proceden mayoritariamente de Brasil.

Incesante. Pese a que Washington derogó en enero de 2017 los beneficios que otorgó desde 1995 a los migrantes irregulares cubanos con la política de “pies secos—pies húmedos”, es incesante el flujo terrestre de personas nacidas en Cuba que sin visa, expuestas a los “coyotes” o traficantes de seres humanos y procedentes de América del Sur, viajan por Centroamérica rumbo a México y EU.

Los datos son contundentes sobre un movimiento que es una nueva alerta migratoria para México, como paso obligado de los viajeros hacia EU: solo del 5 al 7 de febrero pasados, Costa Rica interceptó a 10 migrantes cubanos irregulares y Honduras a 68, a un promedio de 22 por día en ambos países, según cifras oficiales de los dos gobiernos.

El Instituto Guatemalteco de Migración confirmó que el pasado 15 de enero detectó y retuvo a 24 cubanos que se infiltraron en la caravana de más de un millar migrantes irregulares hondureños que salió el día anterior de Honduras hacia EU, como parte del fenómeno originado en octubre de 2018 con caminatas similares de centroamericanos.

La presencia de cubanos en la expedición de hondureños, guatemaltecos y salvadoreños confirmó que, desde hace al menos seis años, Centroamérica es un pasadizo para miles de migrantes irregulares de Cuba en ruta a EU.

Los líos regionales por la migración irregular de cubanos se volvieron a agravar desde el 12 de enero de 2017, cuando el entonces presidente de EU, Barack Obama, derogó la política de “pies secos—pies mojados”, dictada en 1995 y que concedió preferencias a personas nacidas en Cuba al ingresar a territorio estadounidense.

“Pies secos—pies mojados” fue una reinterpretación de la Ley de Ajuste Cubano, promulgada por EU en 1966, todavía vigente y a la que el gobierno de Cuba culpa de una migración ilegal, insegura y desordenada. La ley formó parte del menú de acoso de Washington en contra de la revolución comunista cubana.

La ley fue reinterpretada luego de que en 1994 hubo una masiva migración irregular por mar de más de 32 mil cubanos. Con el cambio de 1995, los cubanos que llegaron a suelo firme estadounidense, sin importar que lo hicieran por vías ilegales, se acogieron a beneficios como poder trabajar y residir en EU, mientras que los sorprendidos en el mar fueron devueltos a Cuba.

A partir de enero de 2017, la mayoría de cubanos que intentan entrar a EU sin visa y sin condiciones para obtener ayuda humanitaria, no califican para acogerse a la ley y quedan expuestos a ser deportados a Cuba.

La decisión de Obama se produjo luego de que en noviembre de 2015 estalló un conflicto migratorio internacional. Nicaragua cerró ese mes el paso terrestre a migrantes irregulares cubanos en ruta a EU procedentes de Costa Rica, donde se llegaron a acumular en las semanas siguientes unos 10 mil para ocasionar la más grave crisis migratoria registrada en Centroamérica con seres humanos originarios de Cuba desde el triunfo de la revolución cubana en 1959.

El germen fue el masivo tránsito de cubanos hacia EU desde Ecuador, que desde 2008 les excluyó de visa, en un recorrido por tierra y por mar en 10 países que generó un agudo diferendo migratorio regional. El problema, que se prolongó de noviembre de 2015 a mediados de 2016, empezó a resolverse en enero de 2016 con un puente aéreo que llevó a los cubanos de Costa Rica y Panamá a El Salvador y luego por tierra hacia Guatemala y México para que siguieran hasta la frontera con EU.

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