Vehículos militares en las calles; un presidente bajo arresto domiciliario y las fuerzas armadas en control de la capital. Tal es el estado de las cosas en Zimbabue, pese a lo cual militares afirman que no se trata de un golpe de Estado. La comunidad internacional expresó su preocupación y países africanos vecinos anunciaron el envío de delegaciones para tratar de dialogar con las partes en conflicto.

Soldados en vehículos blindados se apostaron en puntos clave de Harare, mientras los zimbabuenses formaban largas filas en los bancos para retirar el límite de efectivo disponible, una tarea rutinaria ante la crisis financiera que atraviesa la nación africana. La gente recurría a sus celulares para informarse sobre la toma de poder del ejército y otros acudían a sus trabajos o a comprar.

Los militares dijeron que el presidente Robert Mugabe y su familia están a salvo. El líder habló por teléfono con el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, y le dijo que está confinado en su casa pero bien, de acuerdo a un comunicado difundido por el gobierno sudafricano.

Los soldados se hicieron ayer del control de la emisora nacional ZBC y el mayor Sibusiso Moyo leyó un comunicado en cadena nacional, diciendo que tanto Mugabe como su esposa estaban en sitio seguro y que su objetivo eran los “criminales” alrededor del mandatario, negando que se tratase de un golpe de Estado. “En cuando hayamos logrado nuestra misión, esperamos que la situación regrese a la normalidad”, añadió.

Pero fuera de lo que señaló el gobierno sudafricano, nada se sabe de Mugabe ni de su esposa, lo que a decir de analistas indica que perdieron el control de la situación. “Esto parece ser un golpe”, señaló el líder del bloque regional Unión Africana, Alpha Conde, quien exigió el regreso inmediato al orden constítucional. Zuma dijo que envió a sus ministros de Defensa y Seguridad Estatal a Zimbabue para reunirse con Mugabe y los militares zimbabuenses. La delegación ya se encuentra en Harare. Otras naciones hicieron lo propio.

Al mismo tiempo, el presidente sudafricano llamó a las Fuerzas de Defensa de Zimbabue a la calma. “Espero que la situación se controle para que la paz y la estabilidad regresen a Zimbabue”, añadió.

El secretario general de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, apeló también a “la calma, la no violencia y el control” en Zimbabue, según dijo el portavoz Farhan Haq, quien insistió en la importancia de preservar “los derechos fundamentales, incluidos la libertad de expresión y reunión”.

La crisis ocurre luego de que la semana pasada Mugabe destituyó a su vicepresidente Emmerson Mnangagwa, con lo que aparentó allanar el terreno para que la primera dama, Grace Mugabe, lo reemplace en el cónclave partidista que tendrá lugar el mes que viene y se convierta en su sucesora en el poder.

La primera dama de 52 años es sumamente impopular entre la población por sus extravagantes gastos en mansiones, vehículos y joyas. El mes pasado demandó a un traficante de diamantes porque, según ella, le cobró por un diamante de 100 quilates y no se lo dio. Durante la jornada, como confirmaron medios locales, fueron arrestados tres ministros: el de Educación, Jonathan Moyo; el titular de Obras Públicas y Vivienda, Saviour Kasukuwere, y el de Finanzas, Ignatius Chombo, todos ellos afines a la primera dama.

Grace Mugabe ha sido apodada la dirigente del G40, un grupo de funcionarios del gobierno de entre 40 y 50 años de edad que son demasiado jóvenes como para haber participado en la lucha contra el dominio de la minoría blanca en Rhodesia.

La expulsión de Mnangagwa, un incondicional del partido gobernante y veterano de guerra que estaba en las quinielas para suceder a Mubage, causó la furia de militares. El lunes, el jefe de las Fuerzas Armadas del país, Constantine Chiwenga, había advertido que se tomarían “medidas correctivas” si continuaba lo que consideraba una purga de los miembros veteranos en el partido que lidera Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF). Mnangagwa, por su parte, huyó a Sudáfrica la semana pasada y, en un comunicado, afirmó: “Pronto controlaremos los resortes del poder en nuestro bello partido y país”.

Numerosos opositores hicieron llamados para que Mugabe abandone el poder pacíficamente. “Mejor que el viejo descanse”, dijo el ex ministro de Finanzas Tendai Biti a la emisora sudafricana eNCA.

El gobierno de Estados Unidos expresó su preocupación por la “intervención militar en el proceso político” de Zimbabue, sin usar el término “golpe”, y confió en que se logre una resolución “rápida” de la crisis en el marco constitucional.

Venezuela condenó la ruptura del orden constitucional en el poaís africano y llamó a la restauración de la “institucionalidad democrática”.

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