El papa Francisco, en un acto de autocrítica extremadamente inusual, ofreció disculpas por sus palabras a las víctimas de abuso sexual de sacerdotes.

Durante el vuelo de regreso a Roma, el Pontífice reconoció que había “herido a tantos” con su defensa al obispo chileno Juan Barros, quien es señalado por presuntamente haber encubierto a un sacerdote pedófilo. 

Cuestionado al respecto durante su último día en Chile (el jueves de la semana pasada), Francisco respondió en tono irritado que todo eran “calumnias” y exigió que le entregaran una prueba.

Incluso el sábado, el cardenal Sean O'Malley de Boston, un asesor papal clave, se distanció de la declaración de Francisco que, dijo, le había causado “gran dolor”.

Ahora, el Pontífice se disculpó: “Les pido perdón a ellos si los herí sin darme cuenta, fue una herida sin querer”, dijo un Francisco inusualmente contrito.

“La palabra ‘prueba’ ha herido a tantos abusados, ‘yo tengo ahora que ir a buscar un certificado sobre esto’ (…). Sé cuánto sufren y sentir que el Papa les dice en su cara: ‘Tráiganme una carta’ es una cachetada. Y ahora me doy cuenta que mi expresión no fue feliz”, expresó el Pontífice.

A Barros se le acusa de proteger a su antiguo mentor, el sacerdote Fernando Karadima, quien en 2011 fue hallado culpable en una investigación del Vaticano de abusar de varios adolescentes durante muchos años, aunque ha negado las acusaciones y Barros ha dicho que nunca estuvo al tanto de ninguna conducta impropia.

Barros fue uno de los religiosos entrenados por Karadima hace unos 20 años. Él y otros tres se convirtieron en obispos. Un laico chileno, Juan Carlos Cruz, ha dicho que Barros vio como Karadima abusó de él.

En el avión, el Papa reveló que Barros le ofreció renunciar dos veces en los últimos años, pero que rechazó la propuesta. “Yo no puedo condenarlo si no hay, no digo pruebas, evidencias”, dijo Francisco en el vuelo.

Grupos católicos de la provincia chilena de Osorno se mostraron disconformes con las explicaciones del Papa, porque dicen que no se hace cargo del problema al no aceptar la renuncia de Barros.

“La pregunta que debe hacerse el Papa es si la permanencia del obispo Barros es signo de unidad y si permite llevar la humanidad a Dios, y Dios a la humanidad”, dijo Juan Carlos Claret, portavoz de la agrupación.

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