Las críticas al presidente Donald Trump y los pedidos de residencia permanente en Estados Unidos arreciaban ayer por la terminación del permiso TPS para unos 59 mil inmigrantes haitianos, otorgado tras el terremoto de 2010 en el país caribeño.

“Re-si-den-cia”, reclamaban haitianos al manifestarse contra la decisión anunciada el lunes por el gobierno, que otorgó hasta julio de 2019 a los beneficiarios del Estatuto de Protección Temporal (TPS) para solucionar su situación migratoria o regresar a casa.

Unas 300 personas protestaban en las inmediaciones de Club Mar-a-Lago de Trump en West Palm Beach, donde el presidente llegó ayer para pasar las vacaciones del Día de Acción de Gracias.

“Vamos a pelear”, aseguró Myrtha Abraham, una empleada de hotel de 38 años que vive legalmente en Estados Unidos gracias al TPS, un programa humanitario de estadía limitada para ciudadanos de países devastados por desastres naturales o conflictos armados.

Para Marleine Bastien, directora de FANM, la principal organización de la diáspora haitiana, concentrada en Florida, es claro que en Haití no están dadas las condiciones para un retorno seguro, como afirma el gobierno de Trump. Aún hay desplazados del sismo de 2010 que mató más de 200 mil personas y del huracán Matthew, que golpeó la isla el año pasado. Los huracanes Irma y María provocaron más daños hace apenas unos meses. La epidemia de cólera dejó 1.2 millones de personas afectadas y falta infraestructura de acceso a agua potable. Y además, hay “alta inestabilidad política”, ennumeró.

“Estados Unidos sabe que Haití no está listo. Quieren deportar a los haitianos para que mueran allí”, aseguró Bastien.

Es el caso de Marie Parfait, quien lava platos en Miami desde hace 15 años. “¿Qué voy a hacer en Haití?” “No tengo nada allí. Yo no me voy a ninguna parte”, dijo. Con seis hijos y 12 nietos estadounidenses en Miami que dependen en parte de su sueldo, Marie está dispuesta a engrosar las filas de indocumentados a partir de julio de 2019, el plazo que tienen los haitianos con TPS para buscar un estatus migratorio alternativo o regresar a casa.

“Mi madre, mi familia, están todos muertos. Mi casa está destruida [por el terremoto]. No me queda nada en Haití. Trabajé muy duro 15 años y quiero que Trump me dé la residencia, porque ya estoy vieja y Haití no es bueno para mí”, contó ayer la haitiana de 58 años en una protesta.

En Puerto Príncipe, la noticia era recibida con nerviosismo. Recordando el “panorama abrumador” de las aproximadamente 200 mil personas ya devueltas a Haití desde República Dominicana tras un cambio de política migratoria en 2013, “sin acogida, sin apoyo público y sin una verdadera política de reinserción, Haití no puede absorber a más personas del exterior”, externó Geralda Sainville, del grupo de apoyo para repatriados y refugiados.

El demócrata Ben Cardin, de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, presentó una iniciativa apoyada por otros dos legisladores. Su SECURE Act permite solicitar la residencia permanente a los beneficiarios del TPS cuyos países sigan siendo lugares inseguros. Este “proyecto de ley está alineado con los valores de Estados Unidos”, dijo.

“Obligarlos a abandonar EU sería perjudicial. Casi ocho años después, Haití permanece en total caos y aún requiere mucha reconstrucción”, dijo por su parte el congresista republicano Mario Díaz-Balart. Agencias

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