“Yo aún no salgo a buscar trabajo porque aún tengo oportunidad de seguir recibiendo el apoyo federal -del gobierno estadounidense- que -económicamente- es más dinero al mes y que me ayuda para los gastos -familiares- que tengo”, dice a EL UNIVERSAL Ángel, quien pidió el anonimato para hablar públicamente. “Sé que voy a tener que salir -a buscar trabajo- en algún momento, no sé si pronto, pero de mientras más me conviene estar así”.

Él es un padre de familia de origen mexicano, nacido en Hidalgo, con dos hijos menores nacidos en Estados Unidos; y su esposa, originaria de Chiapas. Ambos están legalmente en la Unión Americana y viven en Los Ángeles, California. La construcción es  su área de trabajo. “Todo dejó de funcionar desde hace un año y medio. Estuvimos muy asustado con eso del virus, no salíamos a ninguna parte, sólo a la ‘marketa’ -al supermercado- y al principio no sabíamos qué hacer, pero ya cuando vi que iba a ser para largo, agarré y pregunté para entrar -a internet- y pedir la ayuda federal”.

Reconoce que ya hay plazas de trabajo que, incluso están ofreciendo mayores beneficios que antes de la pandemia, “pero ahorita la que está trabajando es mi esposa, sólo de vez en cuando, porque se dedica a la limpieza de oficinas o de casas; entonces también cuando ella sale -a trabajar- cuido a nuestros hijos, porque esa es otra, llamar ahorita a alguien que nos ayude con eso -una niñera-, sale muy caro, más caro que antes -de la pandemia-”.

Para Beto y su hijo el infierno de la pandemia no ha terminado, si bien ya están abiertos y con cierto público en su restaurante de Dallas, Texas, la falta de personal para sus diferentes horarios de trabajo es un problema “que no termino de entender”, dice a EL UNIVERSAL, “rogábamos que la pandemia o lo más difícil de la pandemia pasara para poder volver a trabajar y ahora que ya se puede, hay una escasez que no entiendo”, asegura este mexicano quien es propietario junto con su hijo del Beto & Son Restaurant, con un menú de platillos a la mexicana.

“Meseros, bartender, cocineros, garroteros, en fin, no hay posibilidad de mantener equipos completos de manera permanente porque no hay mano de obra”, señala; “y lo poco que hay se va rotando o de repente ya no llega. Lo que escucho es que algunos siguen recibiendo apoyos económicos, aunque aquí en Texas creo que eso va terminando; otros no tienen manera de dejar a sus hijos con alguien o simplemente aún se están cuidando del coronavirus”.

La situación es que, a estas alturas de la nueva realidad, aún con la pandemia a cuestas, pero con un conocimiento más profundo del virus y una alternativa de solución a través de las vacunas y los protocolos de seguridad, incluso así millones de personas se sienten vulnerables y en entornos que podrían perjudicar a sus seres queridos si por alguna razón o descuido llevaran a sus áreas de familia la enfermedad.

Esto hace que muchas industrias estadounidenses, que ya han abierto sus ofertas laborales al máximo y están ofreciendo, incluso, mejores prestaciones que antes de la pandemia, no tengan la respuesta suficiente de mano de obra o de empleados. Es innumerable la cantidad de oportunidades para trabajar en este momento; uno de los más rentables sin duda es el transporte.

Tricon Group es una empresa ubicada en Ohio, dedicada a la capacitación de choferes para el manejo de tráileres. Este tipo de trabajo tan especializado es uno de los mejor pagados en este momento de casi, post pandemia; un chofer puede llegar a ganar un promedio de hasta 90 mil dólares anuales.

Pero como la mayoría, tiene un gran reto por delante. “Hay una gran escasez de conductores calificados y esto es un gran problema, es prácticamente un desafío”, comenta a EL UNIVERSAL Samuel Garrido, originario de Jalisco y con más de dos décadas en Estados Unidos. “Yo aprendí desde muy joven a manejar estos camiones -en México-, pero ya luego me vine para acá y en California entré a una escuela de choferes como esta -de Ohio- y ahora también capacito a choferes”.

Samuel reconoce que la falta de personal bien capacitado redunda negativamente en este negocio. “La demanda actualmente es muy alta en todo el país -la Unión Americana-, pero además la mayoría de los choferes que están activos hoy andan entre los 45 y 50 años de edad; así que pues tenemos que preparar a miles de jóvenes, pero por alguna razón no vienen; la paga es muy buena, pero ahorita después de lo más duro de la pandemia, está peor. Muchos se quejaban de falta de trabajo hace un año y mira, ahora que hay no vienen”.

De acuerdo con la Asociación Estadounidense de Camiones, en la década presente se van a necesitar un promedio de un millón de nuevos conductores de tráileres comerciales. Esto lo ha convertido en una prioridad en todos los sentidos.

“Es un trabajo difícil, de mucha resistencia, paciencia; porque a veces llega uno, por ejemplo, a un muelle y van a tardar 2 a 3 horas en descargar. Generalmente pasan horas extras a la espera, sin manejar y no siempre se las cubren”, comenta Garrido.

Lo cierto es que hoy existe una oferta de trabajo a nivel nacional muy amplia y nutrida que, de acuerdo con los especialistas y a las cifras de oferta y demanda, quienes estaban empleados antes de la pandemia y se quedaron sin trabajo, no están atendiendo. Y esto está creando una crisis nacional.

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