Washington.— Las autoridades de Estados Unidos empezaron a someter a exámenes médicos a los menores inmigrantes que se encuentran bajo su custodia un día después de que falleciera un segundo niño guatemalteco, identificado como Felipe Gómez Alonso, al tiempo que se pidió a México investigar si el origen de las enfermedades están de su lado.

En las pruebas médicas tendrán prioridad los niños menores de 10 años, informó la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), en un comunicado.

Por la tarde, la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen —quien es responsable de la política migratoria y supervisar a la CBP— emitió un comunicado en el que señala que bajo su mandato “todos los niños que estén en custodia de la Patrulla Fronteriza serán sometidos a un examen médico exhaustivo.

“También he hablado con nuestros socios en México para pedirles que comiencen a investigar las causas de estas enfermedades en su lado de la frontera y para brindar asistencia médica en refugios, según sea necesario”, se lee en el documento.

Señaló que la situación en la frontera es resultado de “un sistema [de inmigración] que evita que los padres que traen a sus hijos en un viaje peligroso e ilegal enfrenten las consecuencias de sus acciones, un proceso de asilo que no ayuda rápidamente a aquellos que califican”.

“Nuestro sistema ha sido llevado a un punto de quiebre por aquellos que buscan fronteras abiertas. Contrabandistas, traficantes y los propios padres que ponen en riesgo a estos menores al embarcarse en el peligroso viaje al norte”.

Nielsen indicó que se comprometió con los Centros de Control de Enfermedades para solicitar que sus expertos investiguen los casos de niños enfermos que cruzan la frontera.

“Estaré viajando a la frontera a final de semana para ver de primera mano los exámenes médicos y las condiciones en las estaciones de la Patrulla Fronteriza”, agregó.

En tanto, la Patrulla Fronteriza anunció que evalúa el cuidado que presta a los menores de 10 años en las primeras 24 horas de su custodia.

El comisionado de la CBP, Kevin McAleenan, afirmó que sus agentes están haciendo “docenas” de viajes al hospital cada día con niños que muestran síntomas que podrían ser de alguna enfermedad.

Agregó que están desbordados ante el “enorme flujo” de familias migrantes que llegan al país y pidió al Congreso estadounidense más fondos para atención sanitaria.

Dijo que la agencia es incapaz de gestionar la llegada de miles de personas y que sus recintos fueron construidos hace décadas, por lo que están pensados para albergar a hombres que cruzaban solos la frontera.

“Necesitamos ayuda del Congreso. Necesitamos un presupuesto para cuidados médicos y mentales para los niños que están en nuestras instalaciones”, dijo McAleenan a la cadena CBS News.

El funcionario indicó que espera que para el final del año unos 25 mil niños migrantes estén detenidos en instalaciones estadounidenses, un nivel sin precedentes.

“Es un flujo enorme, esto es muy diferente de lo que hemos visto antes”, afirmó el comisionado, y agregó que la epidemia estacional de gripe supone un desafío con respecto a la capacidad de las autoridades para velar por el bienestar de los menores.

Felipe Gómez Alonzo, un niño guatemalteco de ocho años, murió el martes en un hospital de Nuevo México por causas que aún se desconocen y después de haber estado bajo supervisión de la policía fronteriza durante más de una semana.

Este es el segundo niño que muere durante diciembre bajo custodia de las autoridades estadounidenses.

El 8 de diciembre, la guatemalteca Jakelin Caal Maquín, de 7 años, perdió la vida en un hospital de El Paso, Texas, después de haber cruzado ilegalmente la frontera con su padre.

El Departamento de Seguridad Nacional inició una investigación interna tras la muerte de la primera menor, pero legisladores del Caucus Hispano del Congreso y organizaciones defensoras de los derechos humanos reclaman una investigación independiente sobre las políticas migratorias del presidente Donald Trump y sus consecuencias.

Al Green, representante por Texas a la Cámara de Representantes, quien formó parte de una delegación que visitó las instalaciones donde murió Jakelin Caal, se expresó en contra de la construcción del muro en la frontera con México.

“¿Cuántas vidas deben perderse antes de que reconozcamos la magnitud de esta crisis. Un muro no va a arreglar esta tragedia”, dijo.

“La muerte de un niño en Navidad nos rompe el corazón”, dijo Nancy Pelosi, líder demócrata en la Cámara de Representantes.

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