Michael Flynn

, exconsejero de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump , era un brillante oficial de inteligencia cuya reputación se derrumbó tras revelarse que mantuvo contactos con funcionarios rusos y que mintió al respecto.

El ex director de inteligencia militar , conocido su indulgencia con Rusia , su línea dura contra el extremismo islámico y su respaldo al presidente turco Recep Tayyip Erdogan , era una de las escasas figuras de la defensa estadounidense que apoyó a Trump en la campaña presidencial de 2016 .

"Estoy encantado de que el general Michael Flynn esté a mi lado ahora que trabajamos para vencer al terrorismo islámico radical", había dicho Trump al anunciar la nominación del militar como consejero de Seguridad Nacional en noviembre de 2016.

Pero la luna de miel duró poco. Tras asumir el cargo casi a la par que Trump asumía la presidencia el 20 de enero, Flynn fue obligado a renunciar el 13 de febrero debido a sus contactos secretos con el embajador de Moscú en Washington , Sergei Kislyak , antes y después de las elecciones de 2016.

Por esa época, cuando el gobierno de Barack Obama ordenaba nuevas sanciones contra Rusia por su presunta injerencia en las elecciones estadounidenses , Flynn también habría asegurado al diplomático ruso que Trump sería menos severo con Moscú una vez que llegara a la Casa Blanca .

CON MOSCÚ CONTRA LOS YIHADISTAS

Este viernes, Flynn se declaró culpable de mentir a los investigadores del FBI ante un juez. El fiscal especial , Robert Mueller , lo acusó de mentir "obstinadamente y a sabiendas".

El militar siempre fue partidario de un acercamiento a Rusia y China , incluso apareciendo junto al presidente Vladimir Putin durante una cena en Moscú en diciembre de 2015, organizada por el canal de televisión ruso RT.

"Derrotamos a Hitler debido a nuestra relación con los rusos, entonces verla como una relación necesaria para nuestros intereses comunes y contra el grupo Estado Islámico (...) es la verdadera posición que tengo sobre Rusia", dijo Flynn en una entrevista con The Washington Post a principios de 2016.

De rasgos duros y nariz aguileña, Flynn defendió también una línea más agresiva contra el islamismo, acusando al gobierno de Obama de haberse mostrado poco enérgico ante esa amenaza, e incluso llegó a ser calificado de islamofóbico por sus detractores.

"Tenemos un problema con el islamismo radical y podemos trabajar" con los rusos "contra este enemigo", expresó.

En un libro publicado en 2016, el general también defendió la idea de que los países musulmanes deberían ser forzados a identificar y erradicar los movimientos islamistas radicales que, según él, están haciendo "metástasis" en todo el mundo.

APOYO A ERDOGAN

Hijo de un banquero de la costa oeste y nacido en diciembre de 1958, Flynn tuvo una carrera militar muy diversa, pasando de trabajar en inteligencia a servir en Irak y Afganistán, donde dirigió la unidad de inteligencia de las fuerzas de la coalición internacional dirigida por Estados Unidos .

En 2012, el entonces presidente Obama lo nombró jefe de la inteligencia militar ( DIA , en inglés), con unos 16.500 funcionarios. Pero fue obligado a renunciar a sus funciones menos de dos años después, debido a problemas en la entidad y a sus conflictos con el Ejecutivo.

Tras ese episodio arremetió incansablemente contra el gobierno de Obama y, más tarde, contra la entonces candidata demócrata a la presidencia Hillary Clinton , llegando a pedir que la encarcelaran ante los simpatizantes de Trump durante la campaña.

Los expertos de seguridad nacional critican a Flynn por sus posturas monolíticas, con las que debilitó relaciones muy estables y beneficiosas para Estados Unidos. Asimismo fue criticado por su apoyo al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan .

A inicios de noviembre, la prensa estadounidense reveló que los investigadores del fiscal Mueller estaban interesados particularmente en una reunión entre Flynn, su hijo Michael y altos responsables del gobierno turco.

El objetivo de la reunión, realizada tras la victoria de Trump en las presidenciales, era negociar la extradición del opositor turco Fethullah Gulen, quien es acusado por Ankara del fallido golpe de estado de 2016 y reside en Estados Unidos.

Pero la embajada de Turquía en Washington consideró que las acusaciones son "ridículas".

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