Washington.— El presidente francés, Emmanuel Macron, terminó su visita de tres días en Washington azotando a Donald Trump e insinuando que, muy probablemente, Estados Unidos abandonará el pacto nuclear con Irán “por razones domésticas”.

Macron tiene una cara y una cruz, al menos para el presidente estadounidense. La amable la presentó el martes, en un encuentro bilateral lleno de honores y fanfarria, besos y abrazos, gestos cómplices y enamoramiento. Todo fue un teatro: ayer expuso un mazo, y no tuvo compasión para destruir, una por una, todas las ideas de la agenda política del presidente de EU.

Desligado de las obligaciones en la Casa Blanca, Macron afrontaba su último día en Washington con un esperado discurso ante las cámaras legislativas estadounidenses, unidas para escucharlo y que lo recibieron con vítores. El francés entregó a cambio una alocución enorme, abierta al mundo, positiva y moderna, contrapuesta punto por punto —aunque sin citarla— a la visión aislacionista, populista, oscura y ultranacionalista de Trump.

En tiempos de “odio y angustia”, la receta de Macron es más colaboración, más unión de la comunidad internacional. “Si no actuamos como una comunidad global, ni la ONU ni la OTAN serán capaces de mantener la estabilidad”, dijo el francés, apostando por un “multilateralismo fuerte” que defienda los valores occidentales y el orden mundial que merece el Siglo XXI.

“Cerrarse la puerta al mundo no frenará la evolución del mundo”, advirtió, frente a la política de Estados Unidos Primero de Trump. “EU es el país que inventó este multilateralismo y ahora nos tiene que ayudar a preservarlo y reinventarlo”, dijo.

Los temas en los que difieren son muchos. Macron criticó los visos de guerra comercial por culpa de aranceles; defendió a ultranza la lucha contra el cambio climático y la necesidad de actuar porque “no existe un planeta B”. En ese sentido, se mostró esperanzado de que EU volverán al acuerdo climático de París en breve.

Sin embargo, todo apunta a que Macron se fue con las manos vacías, especialmente en el punto fundamental de la visita, el acuerdo nuclear con Irán. En su última aparición pública lanzó el bombazo: su apuesta de que EU abandonará el pacto, algo que consideró “loco”. Trump nunca dio garantías de nada en ese aspecto, enrocado en su política de “ya veremos”, y sólo se mostró dispuesto a hablar sobre el tema. El francés insistió en su plan de revisar el acuerdo actual, haciéndolo más amplio e integral, una propuesta que según Macron, “no abrirá la veda al miedo, al aumento de tensiones y a una potencial guerra”.

“[Salir del acuerdo] puede funcionar en el corto plazo, pero es una locura en el medio o largo plazo”, dijo Macron, criticando duramente la posición estadounidense y confirmando que su amistad y dominio de Trump se queda en los gestos. La duda se resolverá antes del 12 de mayo, fecha límite en que Trump debe decidir si rasgar el acuerdo e imponer nuevas sanciones a Teherán, o apostar por un acercamiento multilateral a las crisis mundiales.

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