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Confiscar a inmigrantes sus joyas para cubrir sus gastos; obligarlos a vivir fuera de las fronteras nacionales mientras se decide su situación; dejar de financiar la educación de niños con capacidades diferentes… son algunas de las propuestas que partidos políticos de extrema derecha en Europa plantean o han planteado en algún momento.

Si bien los partidos ultraderechistas europeos tienen varios matices, el enemigo común que han encontrado han sido los inmigrantes —más en medio de la oleada de refugiados de los últimos años— y, en muchos casos, la propia Unión Europea.

Una de las propuestas más polémicas es la “ley de las joyas”, que entró en vigor en Dinamarca en 2016, impulsada entre otros por el Partido Popular Danés (DPP, por sus siglas en inglés). Marca que los inmigrantes que deseen entrar al país no pueden llevar dinero u objetos de valor que superen los mil 300 euros; de lo contrario, les serán confiscados para “pagar por su estancia” en el país. En algunas regiones de Alemania, como en Bavaria, las autoridades también pueden confiscar a los refugiados bienes que superen los 750 euros. En Suiza existe una práctica similar.

En Alemania, el partido Alternativa para Alemania (AfD), convertido en la tercera fuerza electoral del país, quiere sellar las fronteras de la UE, endurecer el derecho de asilo e, incluso, establecer campos afuera del país para impedir que los migrantes entren a territorio alemán. Frauke Petry, ex líder de AfD, ha defendido que la policía pudiera disparar contra los migrantes con tal de prevenir los “cruces ilegales”.

En 2016 se filtró un manifiesto del partido que proponía, por ejemplo, retirar el financiamiento estatal a las madres solteras, o pagar la educación de niños con capacidades diferentes; señalaba que las personas mentalmente enfermas, o los adictos, o los alcohólicos deberían estar “encerrados bajo llave, no en hospitales siquiátricos” y pedía establecer “límites” a la práctica de la fe musulmana y prohibir los minaretes, junto con el uso de la burka o la niqab.

Respecto de la UE, AfD busca que Alemania salga del euro y ponga fin a los rescates de países europeos endeudados.

En Francia, los planes del Frente Nacional (FN), encabezado por Marine Le Pen, no son muy distintos, aunque ha moderado su postura en busca de atraer votantes. Están en contra de la UE y propone un Frexit, es decir, una consulta para dejar el bloque europeo. En un manifiesto divulgado en 2017, Le Pen afirmó que de lograr la presidencia, buscaría, negar el acceso gratuito a la atención médica básica a los indocumentados, limitar la migración a 10 mil personas al año y hacer mucho más difícil que adquieran la ciudadanía francesa, incluso para los hijos de migrantes nacidos en el país galo.

En Italia, el líder de la Liga Norte (LN), Matteo Salvini, que en coalición con partidos de derecha como Forza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi, consiguió buena parte de los escaños legislativos en las elecciones del 4 de marzo y podría formar gobierno, prometió deportar a 100 mil indocumentados en el lapso de un año. “Los italianos primero” es el lema de Salvini, conocido admirador del presidente Donald Trump. También propuso reabrir los burdeles y gravarlos, legalizando la prostitución para impulsar la economía italiana.

En Austria, el Partido de la Libertad (FPO), cuyo lema es “Austria Primero” busca negar a los migrantes el acceso a pagos de asistencia social y reformar el sistema de concesión de asilo de modo que los solicitantes sean ubicados en “centros de rescate”, fuera de la UE. El combate al islam es otra de sus grandes promesas. El partido causó polémica al difundir un video titulado “Quiten los dedos de nuestras mujeres”, explicando “lo que se permite y lo que no” tratándose de la interacción diaria de los migrantes con las mujeres austríacas.

En Hungría, el segundo partido ultraderechista más popular, Jobbik, propuso en 2012 una ley contra los homosexuales que criminalizaba lo que llamaba “promoción de la desviación sexual” y pedía penas de prisión por hasta ocho años.

Uno de los partidos europeos más antimusulmanes es el de la Libertad (PVV), en Holanda, cuyo manifiesto, difundido previo a las elecciones de 2017, incluía una “des-
islamificación total” del país, incluyendo prohibir la entrada a migrantes musulmanes, cerrar mezquitas y escuelas islamistas. El PVV se disculpó a principios de este año, luego de que un candidato provincial apoyara la idea de “quemar mezquitas”.

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