El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva lideró ayer un multitudinario mitin en Porto Alegre, horas antes de que un tribunal de esa ciudad celebre hoy un juicio que lo puede enviar a prisión, y defendió su honestidad.

“Sólo una cosa me va a sacar de las calles de este país y eso es el día que yo muera”, dijo Lula en el centro de Porto Alegre durante un acto de su Partido de los Trabajadores (PT), la noche anterior al proceso que podría confirmar en segunda instancia una condena a nueve años y medio de cárcel emitida a mediados de 2017, y sacarlo de la carrera electoral.

“Cualquiera que sea el resultado del juicio, yo seguiré en la lucha”, agregó el ex mandatario antes miles de simpatizantes, muchos de ellos militantes de movimientos de izquierda llegados desde otros lugares del país para participar en protestas anunciadas para el miércoles.

“Dudo que en este país haya un magistrado más honesto que yo”, expresó Lula, quien aparece como líder en todos los sondeos electorales para las presidenciales de octubre próximo, entre los gritos de una militancia enfervorecida.

La concentración, a la que acudieron más de 70mil personas, según los organizadores, comenzó en una céntrica calle de la capital del sureño estado de Río Grande do Sul y recorrió después cerca de dos kilómetros hasta el Anfiteatro Por-do-Sol, un espacio donde la militancia realizará una vigilia para apoyar a su líder.

A pocos metros de allí, los tres magistrados que integran la octava sala del Tribunal Regional Federal de la 4 Región (TRF4) decidirán hoy si mantienen, modifican o anulan la condena a nueve años y medio de prisión que recibió el ex mandatario en primera instancia por corrupción pasiva y lavado de dinero.

En la causa, una de las siete abiertas en su contra, la mayoría por sospechas de corrupción, el carismático líder es acusado de haber recibido de parte de la constructora OAS un apartamento en el balneario paulista de Guarujá a cambio de favorecer a la compañía en contratos con la petrolera. El juez Sergio Moro, que tiene a su cargo los principales procesos de Lava Jato, lo condenó a cárcel en julio de 2017. El juicio en primera instancia se celebró en la vecina Curitiba y llegó por eso al tribunal de apelación en Porto Alegre.

Lula evitó hablar directamente de ese proceso y, en un tono electoral, rescató los “sueños” que construyó durante sus dos mandatos y que permitieron crear un “Brasil grande”. Estuvo acompañado en la tribuna por su sucesora, la ex presidenta Dilma Rousseff, y la lideresa de su partido, Gleisi Hoffmann. “Llegó el momento de que digamos basta”, arengó Lula a sus partidarios. El caso de Lula polariza desde hace meses al gigante sudamericano y los detractores del ex presidente anunciaron también protestas contra él el miércoles en Porto Alegre.

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