Una veintena de narcotraficantes encapuchados atacaron el martes a la policía en un hospital del sur de España y ayudaron a escapar a un delincuente detenido.

El suceso ocurrió en La Línea de la Concepción, un municipio de Cádiz (Andalucía). El detenido era Samuel Crespo Domínguez, un miembro del clan dedicado a tráfico de hachís Los Castañitas. Mientras estaba siendo atendido de unas heridas en el hospital, varios vehículos todoterrenos en los que viajaban sus cómplices aparcaron frente al edificio y sus ocupantes entraron empujando a pacientes, médicos y policías, para llevarse con ellos a Crespo.

Crespo había sido arrestado a primera hora de la tarde, después de una persecución en motocicleta durante la que el traficante cayó al suelo y sufrió heridas en la cara y en una pierna. La motocicleta es el vehículo preferido de los pequeños narcotraficantes en la región, y Crespo es conocido por sus arriesgadas huidas subido a una de ellas.

Los agentes que detuvieron a Crespo lo llevaron primero a la prefectura policial y luego al hospital. En la sala de espera de Urgencias, mientras aguardaban su turno, el sospechoso comenzó a gritar y a insultar a los agentes. Cuando ya estaba en la sala de curas, entraron los encapuchados. Tras forcejear con los agentes, consiguieron llevarse a Crespo, pero los policías retuvieron a uno de ellos, primo del delincuente, al que engrilletaron en una tubería.

La Policía Nacional desplegó un amplio dispositivo para localizar al grupo. Durante el día varias personas se pusieron en contacto con el Diario de Cádiz, el principal periódico de la zona, para denunciar que los narcotraficantes estaban aprovechando que todos los policías de la ciudad estaban dedicados a tareas de persecución para llegar a la playa con lanchas cargadas de hachís.

La Línea de la Concepción es una de las localidades más degradadas de España. El desempleo (de 33% en diciembre de 2017, pero en ocasiones superior al 40%) es de los más altos del país. Además, el municipio comparte frontera con el paraíso fiscal británico de Gibraltar y se encuentra a 15 kilómetros por mar de Marruecos. Esos factores empujan a gran parte de la población a vivir de la economía sumergida, especialmente del contrabando de tabaco y el tráfico de hachís.

En los dos últimos años los ataques a policías se han incrementado. Agentes que han sorprendido a pequeños traficantes descargando barcas llenas de hachís han sido rodeados y atacados con piedras. En algunas persecuciones en autos, las patrullas policiales han llegado a ser embestidos por todoterrenos.

El caso más grave se dio el pasado junio, cuando un traficante de tabaco que sacaba cigarrillos de Gibraltar ocasionó una persecución en motocicleta en la que murió un agente.

El ministro del Interior español, Juan Ignacio Zoido, defendió ayer la actuación policial en el hospital y aseguró que se están revisando cámaras para arrestar al resto de implicados. El ministro negó que existan carencias en los dispositivos de lucha contra el narcotráfico en la zona. No opinan igual sindicatos y partidos políticos de la oposición, que ayer pidieron la comparecencia de Zoido en el Parlamento.

Los profesionales del hospital de La Línea también se concentraron ayer a las puertas de Urgencias para solicitar un protocolo de atención a los detenidos que evite situaciones peligrosas.

A pocos kilómetros de La Línea, en Algeciras, otra ciudad portuaria de Cádiz con graves problemas de tráfico de drogas, fue detenido el lunes Sito Miñanco, el llamado “Pablo Escobar español”, acusado de continuar dirigiendo la entrada marítima de cocaína en España a pesar de estar en régimen de semilibertad cumpliendo condena por narcotráfico.

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