RIO. A casi un año y medio de firmado el acuerdo de lenidad con la Justicia, Braskem quiere pasar la página de la historia de corrupción en la que se implicó en el pasado. La empresa avanza en sus planes de expansión en Estados Unidos, con la construcción de otra fábrica en el país, y está a punto de dar un vuelco en el cuadro de accionistas. Odebrecht, que controla la compañía, negocia la venta de su parte a la holandesa LyondellBasell. Petrobras, que también es socia de la empresa y principal proveedora de materia prima, acompaña las conversaciones. Si el negocio se concreta, puede crear la mayor empresa global del sector petroquímico, líder en la producción de resinas plásticas, usada en la fabricación de artículos como juguetes, baldes, autopartes y hasta pañales.

Braskem firmó el acuerdo de lenidad con autoridades de Brasil, EEUU y Suiza en diciembre de 2016, mediante el cual concluyó todos los juicios vinculados al Lava-Jato, en la que era acusada de pagar sobornos a los políticos. La empresa se comprometió a pagar R$ 3.100 millones de los cuales R$ 1.600 ya fueron pagados. Además de los acuerdos con la Justicia, la compañía se empeñó en una campaña de marketing para cambiar su imagen. En agosto de 2017, modificó su logotipo. Sacó el rojo que caracterizaba al grupo Odebrecht y colocó el azul y el amarillo, primer paso de la nueva fase inaugurada por la petroquímica.

En el campo de los negocios, la estrategia es expandirse en el mercado estadounidense. Braskem es la sexta del mundo y líder en América Latina en la producción de resinas plásticas, pero es en Estados Unidos donde existe materia prima abundante y barata para la industria petroquímica; los dos principales insumos del sector son la nafta (fracción líquida del petróleo, usada como materia prima en la industria petroquímica) y líquidos del gas natural, extraídos del gas. La empresa aprobó, el año pasado, una inversión de US$ 675 millones para la construcción de una fábrica de polipropileno (usado en la producción de plásticos) en La Porte, en Texas. Con la inauguración prevista para 2020, será la sexta sede de la compañía en el país. Pero Brasil todavía responde por 53% de la facturación del gigante, que en 2017 alcanzó R$ 49.300 millones (unos US$12.970 millones), 3% más que la obtenida en 2017.

“Braskem tiene un posicionamiento estratégico bien claro: aumentar su eficiencia operativa y ser más competitiva, aumentar su diversidad geográfica, con foco prioritario en las Américas y, finalmente, ampliar su diversificación de materia prima. Hemos evaluado oportunidades de crecimiento considerando dos premisas básicas: el crecimiento de los mercados consumidores y la oferta competitiva de materias primas, factores esenciales para nuestra decisión de inversiones”, dijo Braskem por medio de un comunicado. Según la compañía, esas premisas orientaron la decisión de inversión en la nueva fábrica.

“Brasil tiene mercado pero no tiene materia prima. Hay perspectivas de aumento de producción de petróleo y gas, pero la oferta gasífera en Estados Unidos es mucho mayor, y el precio es mucho más competitivo. La nafta tiene cotización internacional, no importa a qué país sea comprada. Pero el régimen de precios del gas es local, pues su transporte es limitado, depende de los gasoductos. Aquí en Brasil, el gas es entre tres a cuatro veces más caro que en EE.UU.”, explica Otávio Carvalho, director de Maxiquim, consultora del rubro petroquímico.

Paralelamente avanzan las negociaciones para la venta de la participación de Odebrecht a LyondellBasell. El grupo tiene 38,3% del capital total de Braskem, seguido por Petrobras, con 36,1%. Considerando apenas las acciones con derecho a voto, Odebrecht tiene 50,1% y la estatal, 47%. La tendencia, según fuentes, es que Petrobras ejerza el derecho a vender su parte a LyondellBasell en iguales condiciones, como prevé el estatuto de Braskem.

De esta manera, el negocio traería una doble solución para los problemas que enfrentan los actuales socios: aliviaría la caja de Odebrecht, cuya deuda líquida es de R$ 49.000 millones (excluyendo a Braskem), y sería una puerta de salida para Petrobras, que ya anunció oficialmente su interés de dejar la sociedad, pero venía enfrentando dificultades para vender sus acciones a futuro.

El valor de la posible compra de Braskem por la holandesa no fue revelado. Analistas de mercado de 11 instituciones financieras calculan que, dentro de un año, las acciones preferenciales clase A (sin voto) de Braskem, tienen el potencial de llegar, como media, a R$ 55,80 (US$14,68). Tomando como base ese precio meta la empresa seria valorizada en R$ 44.500 millones (poco más de US$11.700 millones), muy por encima del valor de mercado de la petroquímica en la víspera del anuncio de las negociaciones (R$ 33.000 millones, unos US$8.680 millones)

Para Carvalho, es posible que el acuerdo, si se concreta, tenga alguna restricción por parte de las autoridades de libre competencia estadounidenses, pues, juntas, Lyondell y Braskem poseen cerca del 30% de la producción de polipropileno (tipo de resina) del país. En Brasil, difícilmente tendría alguna restricción, pues Braskem ya domina el sector. Luego, habrá apenas un cambio de manos de los activos. En el escenario mundial, la nueva empresa gana escala de producción. Hoy, Lyondell es la tercera mayor del ranking global, y Braskem, la sexta. Pero el eventual nuevo controlador tendrá que negociar el pago del acuerdo con la Justicia firmado por la petroquímica brasileña. No se sabe si asumirá la cuenta o lo restará del valor invertido.

Google News

Más Información

Noticias según tus intereses