Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, detalló por primera vez la cantidad de tropas de la Guardia Nacional —el cuerpo de reservistas del ejército— que desplegará en la frontera con México.

“Entre 2 mil y 4 mil [elementos]” que se quedarán, “en su totalidad o en gran parte”, hasta que el muro sea construido. Sin fondos otorgados para la construcción de la valla, virtualmente se estaría hablando de una operación sin fecha de vencimiento.

Trump dejó caer un número, horas después de que sus funcionarios aseguraran a los periodistas que no había “cifras específicas” y que serían las necesarias, “por el tiempo que fuera necesario”, en otra muestra de la descoordinación entre la administración y el presidente.

Nada se sabe del costo de la operación —“estamos viendo ese tema”, dijo el presidente— ni de las tareas concretas que realizarán o de cuándo va a empezar el despliegue.

De momento sólo hay una cifra, que está en línea de acciones similares de presidentes anteriores. George W. Bush, en 2006, mandó 6 mil efectivos, que se quedaron un año; Barack Obama, en 2010, hizo lo propio con mil 200, en una operación que duró poco más de un año.

Con los Departamentos de Seguridad Nacional, Defensa y Justicia trabajando en el plan de acción, que deberán presentar dentro de un mes, lo único que se sabe es que el despliegue sólo se podrá realizar si los gobernadores de los estados fronterizos acceden, y los efectivos estarán bajo su mando, y no del Pentágono o del gobierno federal. En caso de que así sea, los efectivos desplazados no estarán armados ni podrán realizar tareas de detención de inmigrantes.

La portavoz del Pentágono, Dana White, detalló que las actuaciones de la Guardia Nacional se centrarían en “aviación, ingeniería, vigilancia, comunicaciones, mantenimiento y apoyo logístico”.

“Lo que haremos será liberar a los agentes fronterizos para que puedan hacer cumplir la ley”, precisó la secretaria de Seguridad Nacional, Kristjen Nielsen.

De momento, los gobernadores de los estados de Arizona, Nuevo México y Texas dieron su visto bueno a la petición, a falta de concretar detalles como el número de efectivos finales y los territorios de actuación. California, rival de la administración Trump, especialmente en temas migratorios, no se ha pronunciado. Los gobernadores de Montana y Oregon ya dijeron que no facilitarán efectivos.

A pesar que desde hace meses el gobierno de EU se jacta de tener las cifras de cruces ilegales de la frontera en mínimos de hace 45 años, la administración Trump insiste en su discurso de reforzar las “débiles leyes” migratorias del país.

Agradece a México disolución de caravana. La idea de enviar tropas a la frontera inició cuando Trump se enteró de la caravana de migrantes que cruza México para llegar a EU.

Ayer tuiteó que el grupo se dispersó gracias a México. “La caravana está disuelta en gran medida gracias a las fuertes leyes migratorias de México y su voluntad para usarlas de modo que no se causase una gigantesca escena en la frontera”.

Sin embargo, posteriormente retomó el tema para endurecer aún más su mensaje antiinmigrante. Al hablar del tema en una reunión sobre impuestos, dijo: “¿Recuerdan mis declaraciones en la Trump Tower cuando inicié mi campaña? Todos decían: ‘Él fue tan duro’, y usé la palabra violación, y ayer resultó, con este viaje que viene [la caravana] las mujeres son violadas a niveles que nadie ha visto antes. No quieren mencionar eso, así que tenemos que cambiar nuestras leyes”. La acusación no tiene fundamento.

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