Los estudiantes del instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland (Florida ), las víctimas del más reciente tiroteo masivo en Estados Unidos , llevaron su lucha contra las armas a las calles del país y al Capitolio de Florida , en la primera gran acción de un nuevo movimiento que se resume en una única frase: “Nunca más”.

Centenares de alumnos, familiares y profesores viajaron más de 7 horas en autobús desde Parkland a Tallahassee, la capital del estado, con una agenda apretada: más de 70 reuniones con legisladores, que prepararon hasta altas horas de la madrugada entre sacos de dormir en un centro cívico de la ciudad.

El recibimiento de los legisladores no fue para nada el esperado, y la ira y desazón de los estudiantes se disparó. Señalaron que la empatía de los senadores acabó cuando ellos les exigieron respuesta a sus demandas: prohibición de armas de asalto, más control de antecedentes criminales y mayor atención a la salud mental.

Alfonso Calderón, uno de los voceros, dijo que muchos creen que ser menores los “descalifica de tener una opinión sobre este tipo de asuntos”, pese a que han sido testigos de primera mano de la violencia.

Entrecortados por la emoción y el recuerdo, varios estudiantes desfilaron delante de los medios de comunicación para expresar sus sentimientos y plantear sus demandas.

“Estoy aquí para abogar por leyes de armas más estrictas en nombre de las 17 vidas que fueron arrancadas”, dijo Lorenzo Prado, uno de los primeros en tomar la palabra.

Prado atacó a la clase política: “Las leyes de nuestro querido país permitieron a este pistolero trastornado comprar un arma de forma legal. La ley nos falló”, criticó.

Los ataques también se dirigieron al lobby de las armas, liderado por la Asociación Nacional del Rifle (NRA): “A todos los legisladores les digo: no pueden seguir tomando dinero de la NRA”, pidió Delaney Tarr.

Estados Unidos vive este movimiento como un punto de inflexión en el debate sobre las armas y mientras por un lado reciben apoyo, por otro son objeto de campañas de desprestigio, especialmente desde los sectores de la ultraderecha y medios conservadores del país, los cuales han acusado a las caras más visibles del movimiento juvenil de ser “actores de crisis”, también se hicieron virales videos falsos en un intento de deslegitimarlos.

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