Lima.— Alberto Fujimori, el hombre que apareció de la nada en 1990 para ser gran protagonista de la historia del Perú, añadió otro capítulo en su extraña carrera al ser indultado cuando aún le faltaba cumplir 15 de 25 años de condena como autor mediato de 25 asesinatos y dos secuestros.

De 79 años, ingeniero agrónomo e hijo de inmigrantes japoneses, Fujimori detentó un poder absoluto entre 1990 y 2000, cultivó en el poder un estilo autoritario que iba de la mano con su perfil de hombre frío y desconfiado, poco comunicativo y calculador.

Con sus cuatro condenas judiciales, la mayor de ellas a 25 años de cárcel, el ex gobernante pasó 12 años preso hasta que fue indultado el domingo por el presidente Pedro Pablo Kuczynski.

Sus seguidores recuerdan que Fujimori, conocido como El Chino derrotó a la guerrilla maoísta Sendero Luminoso y al guevarista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), pero organismos de derechos humanos denunciaron matanzas de civiles en esa lucha antiterrorista.

Uno de los episodios que le dio más rédito político fue el desenlace de la toma de rehenes en la residencia del embajador de Japón en abril de 1997, por la guerrilla del MRTA. Tras cuatro meses de toma guerrillera, 71 de los 72 rehenes fueron liberados (uno murió) y los 14 rebeldes resultaron muertos en un operativo que fue cuestionado por organismos de derechos humanos.

Fujimori renunció a la presidencia vía fax desde Brunei en el año 2000. En 2007 fue extraditado a Perú y recibió una condena de 25 años por ser autor intelectual de la muerte de un grupo de estudiantes y civiles a manos de un escuadrón militar.

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