El Premio Nobel de la Paz reconoció ayer la labor de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) por alertar sobre las “consecuencias catastróficas” del uso de esos arsenales y abogar por un acuerdo para prohibirlos. Estados Unidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia reaccionaron con reservas ante la decisión.

A 72 años del lanzamiento de las bombas atómicas estadounidenses sobre Hiroshima y Nagasaki, el Comité del Nobel quiso resaltar los incansables esfuerzos de la ICAN para librar al mundo de las armas nucleares. Con ello, mandó también un mensaje a las potencias nucleares para que inicien “negociaciones serias” destinadas a eliminar su arsenal.

“Vivimos en un mundo donde el riesgo de que se utilicen las armas nucleares es más alto de lo que nunca fue”, declaró la presidenta del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen. “Algunos países modernizan sus arsenales nucleares, y es real el riesgo de que cada vez más países se procuren armas nucleares, como Corea del Norte”, añadió.

Esta coalición de ONG de un centenar de países ha sido “fuerza motriz” en la iniciativa humanitaria lanzada en 2015 para lograr un acuerdo y “actor civil líder” para que en julio se firmara el primer tratado global de prohibición, apoyado por dos tercios de los países de la ONU, pero no por las potencias nucleares ni sus aliados. A falta de un acuerdo vinculante con tanto apoyo, la ICAN —fundada en 2007 y con sede en Ginebra— ha ayudado a llenar esa “brecha legal”.

“Por eso el Nobel de la Paz de este año es también una llamada a esos Estados a iniciar negociaciones serias con vistas a una eliminación gradual, equilibrada y cuidadosamente monitorizada de las casi 15 mil armas nucleares que hay en el mundo”, señaló en su fallo el Comité Nobel Noruego, que recordó que cinco de los Estados que tienen armas nucleares —EU, Rusia, Reino Unido, Francia y China— se comprometieron a ese objetivo con el Tratado de No Proliferación de 1970.

En su reacción al galardón, la ICAN criticó directamente al presidente estadounidense, Donald Trump, al decir que su elección “incomodó a mucha gente por el hecho de que pueda autorizar por sí solo el uso de las armas nucleares”, declaró la directora de la ICAN, Beatrice Fihn.

Estados Unidos dijo que “no firmará” el acuerdo de prohibición de armas atómicas defendido por ICAN. “Este tratado no hará que el mundo sea más pacífico, no conducirá a la destrucción de ninguna arma nuclear, ni fortalecerá la seguridad de ningún Estado”, dijo un portavoz del Departamento de Estado.

El tratado “ignora los desafíos de seguridad actuales haciendo necesaria la disuasión nuclear”, insistió.

El premio fue recibido mayoritariamente de forma positiva por partidos y organizaciones no gubernamentales, al igual que organismos como la Unión Europea o la ONU.

El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, dijo que la organización “está comprometida con preservar la paz”, pero “el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares no nos acerca a la meta de un mundo sin armas nucleares. De hecho, pone en riesgo los avances”.

Rusia, una de las potencias nucleares, también expresó que “respeta” la decisión del Comité Nobel, pero aclaró que Moscú “es un miembro responsable del club atómico”.

La ICAN sucede en el galardón al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y compitió por el reconocimiento con el acuerdo atómico iraní, el Papa y los “cascos blancos” sirios. El de la Paz es el único de los seis premios que se otorga y se entrega fuera de Suecia, en Oslo. La ICAN recibirá 1.1 millones de dólares, que le dan a todos los Nobel, el próximo 10 de diciembre. Agencias

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