Abril de 2018 será clave en la vida del cubano Miguel Mario Díaz-Canel.

El 20 de ese mes cumplirá 58 años, pero es probable que un día antes imprima para siempre su nombre en la historia de Cuba y se convierta en el primer cubano que, sin ostentar el apellido Castro, ejerza el poder en más de 59 años de revolución comunista en la isla.

Aunque el trascendental cambio estaba previsto para el 24 de febrero, la Asamblea Nacional del Poder Popular o Parlamento de Cuba decidió el pasado 21 de diciembre, a propuesta del Consejo de Estado, extender la actual legislatura hasta el 19 de abril de este año por la “situación excepcional” que existe en la isla por el paso en septiembre anterior del huracán Irma, que dejó 10 muertos y cuantiosos daños en la infraestructura.

Con el cambio de fecha, los cubanos acudirán el 11 de marzo próximo a las urnas para elegir a la Asamblea que el 19 de abril designará al presidente de los consejos que, por primera vez desde 1976, todo apunta a que no sea de apellido Castro.

En el Partido Comunista Cubano (PCC), Díaz-Canel es miembro del Buró Político —conformado por 17 integrantes y que ejerce como la máxima autoridad ideológica y política partidista y estatal— y del Comité Central, compuesto por 142 representantes.

En un sistema que el régimen autodefine como democrático, aunque el gobierno de Washington lo cataloga como dictadura unipartidista sin elecciones ni prensa libres y con presos políticos, dos hombres dominan la estructura del PCC: Raúl Castro, de 86 años, quien es primer secretario, y José Ramón Machado, de 87, segundo secretario.

Díaz-Canel nació en 1960. El 24 de febrero de 2013 se convirtió en el primer dirigente cubano nacido luego del triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959, por lo que ya forma parte de la historia cubana. Desde entonces es primer vicepresidente de los consejos de Estado y de Ministros, en sustitución de José Ramón Machado Ventura, en esos puestos desde 2008.

En estricto sentido, luego de la victoria de la Revolución la presidencia de la isla fue ejercida por los cubanos Manuel Urrutia Lleó (del 2 de enero al 17 de julio de 1959) y Osvaldo Dorticós Torrado (del 17 de julio de 1959 al 2 de diciembre de 1976); sin embargo, el poder real siempre estuvo en los hermanos Castro Ruz: Fidel —fallecido el 25 de noviembre de 2016— y Raúl, al mando del país de manera “temporal” desde el 31 de julio de 2006 por los problemas de salud de su hermano, y luego en forma definitiva a partir del 24 de febrero de 2008.

Como líder cubano indiscutible y con el timón del poder sobre Urrutia y Dorticós, Fidel —comandante en jefe de la Revolución— fue primer ministro del 16 de febrero de 1959 al 2 de diciembre de 1976. Desde el 3 de octubre de 1965 y hasta el 19 de abril de 2011, ocupó el puesto de verdadero y omnipresente control: primer secretario del Partido Comunista de Cuba.

Raúl, general del ejército, reemplazó a su hermano como cabeza del PCC el 19 de abril de 2011 y mantendrá el cargo luego de que concluya su segundo periodo como presidente de los consejos de Estado y de Ministros.

El PCC decidió en 2011 que la presidencia de los consejos se ejercerá por un máximo de dos períodos de cinco años cada uno, por lo que, de resultar electo, Díaz-Canel ejercerá como presidente hasta 2028.

Pero en un país acostumbrado a los remezones políticos, otro elemento de la generación post 59 está en el juego: el coronel Alejandro Castro Espín, nacido el 29 de julio de 1965 y único hijo varón de Raúl Castro.

Pese a todo, Díaz-Canel es favorito con la maquinaria política en marcha. Si es electo jerarca de los consejos, Díaz-Canel seguirá por debajo de Castro y Machado, quienes están al frente del auténtico centro de poder político en Cuba: el PCC.

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