El Cairo.— La organización Human Rights Watch (HRW) afirmó ayer que el ataque del pasado 9 de agosto, realizado por la coalición árabe contra un autobús con decenas de niños en la provincia yemení de Saada (norte), es un “aparente crimen de guerra”.

La ONG instó a que todos los países detengan la venta de armas a Arabia Saudita de forma inmediata y apoyen los esfuerzos de Naciones Unidas para investigar las violaciones las partes involucradas en el conflicto yemení.

Un informe presentado el sábado por la coalición árabe, liderada por Arabia Saudí, reconoció que el ataque, en el que murieron al menos 50 personas, en su mayoría niños que viajaban en un autobús escolar, no estaba justificado porque “el objetivo no representaba una amenaza en ese momento”.

El reporte fue realizado por el Equipo Conjunto de Evaluación de Incidentes, organismo de investigación de la alianza militar que se comprometió a castigar a los responsables, según informó Al Jazira.

El investigador de HRW Bill Van Esveld cuestionó las intenciones de la coalición capitaneada por Riad al presentar ese informe, dado su “historial de blanqueo de investigaciones”.

“La cuestión es si la coalición realmente dirigirá una investigación creíble o si este anuncio sólo es un intento de distraer la atención y hacer parecer que están haciendo algo”, dijo.

Un grupo de expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) presentó un informe la semana pasada en el que acusó a todas las partes involucradas en el conflicto del Yemen de haber cometido potenciales crímenes de guerra.

Las acusaciones del informe de la ONU recayeron en especial sobre la coalición árabe, cuyos bombardeos aéreos “han causado la mayoría de las víctimas civiles directas” del conflicto, desatado a finales de 2014.

Un reportaje realizado por la cadena de noticias estadounidense CNN reveló que el misil que fue lanzado en ese ataque era estadounidense.

La República de Yemen ha permanecido sumida en el caos desde septiembre de 2014, cuando rebeldes houthis tomaron el control de la sede del gobierno, el aeropuerto, escuelas y varios edificios públicos de Saná, obligando al presidente Abd Rabbah Mansur Hadi a huir.

Desde el 26 de marzo de 2015, una coalición de nueve países árabes, liderada por Arabia Saudita, impulsa una ofensiva militar contra la milicia houthi, en busca de restablecer al presidente Hadi en el poder y regresar la calma a Yemen.

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