Los Ángeles.— Donald Trump y las autoridades de California miden esta semana sus fuerzas por la inmigración con la primera visita del presidente de Estados Unidos a un estado que se ha declarado abiertamente en contra de sus políticas.

Con la inmigración irregular como telón de fondo y punto de máxima fricción, Trump acudirá el martes 13 de marzo a San Diego para visitar los prototipos ya construidos del muro con México, su polémica y gran promesa en la campaña electoral.

Concretamente, Trump verá en persona los ocho prototipos para el muro que seis empresas han levantado a escasos metros del actual terreno que divide Otay Mesa (California) y Tijuana (Baja California) y que el gobierno estadounidense comenzó a evaluar el pasado 1 de diciembre.

También está previsto que el presidente asista a un evento en Los Ángeles de recaudación de fondos para el Partido Republicano.

La visita de Trump llega pocos días después de que la Casa Blanca elevara su pulso con California por la protección de los inmigrantes sin papeles y presentara una denuncia contra varias leyes del estado respecto a las “ciudades santuario”, que limitan la colaboración de las policías locales con las autoridades migratorias federales.

Por ejemplo, una de estas normas más cuestionadas por la Administración Trump llevó a California a proclamarse formalmente el pasado 1 de enero “estado santuario”.

“California está usando todo su poder y el que no tiene para impedir la aplicación de la ley federal. Así que pueden estar seguros de que voy a utilizar todos los poderes a mi disposición para detenerlos”, aseguró el fiscal general Jeff Sessions, muy beligerante con los líderes californianos y que se desplazó esta semana a Sacramento, capital del estado, para presentar su demanda.

Las autoridades californianas no perdieron ni un segundo en responder: “En un momento de tormenta política sin precedentes, Jeff Sessions ha venido a California a dividir y polarizar Estados Unidos todavía más”, dijo el gobernador de California, el demócrata Jerry Brown.

También alzó la voz el fiscal general del estado, el latino Xavier Becerra: “No estamos buscando pelea, pero estamos preparados cuando la Casa Blanca amenaza nuestros valores”, señaló.

La demanda sobre la situación de los inmigrantes indocumentados ratifica la declarada enemistad entre la Casa Blanca y el “estado dorado”. No se trata de un rival menor para el gobierno federal, pues California es el estado más poblado de EU y la sexta economía del mundo. Alberga industrias de gran poder e influencia como Silicon Valley y Hollywood.

Asimismo, presenta una gran diversidad con una importante población latina y es un territorio dominado por los demócratas.

Tras unas elecciones presidenciales en las que la aspirante demócrata, Hillary Clinton, recibió en este estado 3.4 millones de votos más que el magnate, California, icono de resistencia frente a Trump, ha presentado batalla a las autoridades federales en temas como la inmigración, la sanidad, el cambio climático o la regularización de la marihuana para fines recreativos.

Además, siete de cada 10 californianos se oponen a la construcción de un muro en la frontera.

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