Brasilia.— El gobierno de Brasil no ha descartado cerrar su frontera con Venezuela en Pacaraima, en el estado de Roraima, pero ve obstáculos en hacerlo debido a los tratados internacionales que ha firmado, dijo ayer el ministro de la Secretaría de Gobierno, Carlos Marun.

El funcionario aseguró que el gobierno no tomaría una decisión sin evaluar aún más la situación en Pacaraima, donde se produjeron hechos de violencia el fin de semana entre una turba de brasileños e inmigrantes venezolanos.

En tanto, el flujo de peatones y vehículos en la frontera entre Brasil y Venezuela se normalizó ayer, aunque los inmigrantes venezolanos en Pacaraima temen ser blanco de nuevos ataques como los del sábado, cuando residentes quemaron sus pertenencias en las calles.

La presencia de tropas de la Fuerza Nacional brasileña es notoria en las inmediaciones del puesto fronterizo, antes incluso de la llegada de los refuerzos prometidos el domingo por el presidente Michel Temer, quien convocó ayer a una nueva reunión ministerial para “buscar soluciones” a esa situación.

El ministro-jefe del gabinete de Seguridad Institucional, Sérgio Etchegoyen, aseguró que la zona estaba “más tranquila”, con tensiones, pero sin “perspectiva de conflicto”.

La gobernadora de Roraima pidió al Supremo Tribunal Federal (STF) que suspendiera la entrada de inmigrantes y que acelerara su distribución por los otros estados del país.

Brasil ha reiterado que no consideraría cerrar la frontera debido a razones humanitarias, pese a las exigencias de la administración del estado fronterizo.

Según cifras oficiales, unos 50 mil venezolanos han ingresado al país por Pacaraima durante el último año y medio y muchos se han establecido en Boa Vista, capital de Roraima.

Tras el ataque del sábado, cerca ce mil 200 venezolanos huyeron, cruzando la línea divisoria de vuelta a su país.

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