Asunción.— Mario Abdo Benítez tomó posesión ayer como presidente constitucional de Paraguay y prometió encarar cambios profundos para superar los graves problemas del país como la corrupción, el crimen organizado y las carencias en educación y salud.

“Esta es la oportunidad de decidir qué tipo de país se espera construir. Será un capítulo repetido o el inicio de una real transformación de la República, cargada de esperanza, ilusiones y desafíos”, dijo el mandatario de 46 años en su primer discurso.

Admitió que “la inseguridad, el tráfico de drogas y el crimen transnacional organizado siguen siendo flagelos en el país y la región” y prometió trabajar con los países aliados, que no identificó, para combatir el crimen.

“No es aceptable que nuestras fronteras sean espacio para el florecimiento de organizaciones criminales. No les daremos tregua”, insistió.

También lanzó fuertes críticas a los gobiernos de Venezuela y Nicaragua, a los que acusó de “abusos de poder”.

“Expresamos nuestra solidaridad con los pueblos de Venezuela y Nicaragua frente a los abusos del poder. Nuestras voces libertarias no callarán. Paraguay no va a mantenerse indiferente ante el sufrimiento de estos pueblos hermanos”, dijo.

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