José Efraín Ríos Montt,

fallecido hoy a los 91 años, fue el primer presidente evangélico de América Latina que, enfundado en traje militar, predicaba sobre la moral desde el púlpito de la jefatura de Estado, al mismo tiempo que los militares cometían graves violaciones a los derechos humanos en Guatemala.

Llegó al poder el 23 de marzo de 1982 junto con el coronel Francisco Gordillo y el general Horacio Maldonado tras un golpe militar que derrocó al general Fernando Romero Lucas García, pero tres meses después disolvió el triunvirato y se hizo de la primera magistratura.

Desde 1978 pertenecía a la Iglesia Verbo y no solo era un miembro de esa comunidad evangélica, sino que se le reconocía como un " Anciano Gobernante ", es decir un líder.

Era dirigente de esa iglesia cuando fue llamado por los oficiales golpistas que lo consideraban como el hombre capaz de sacar adelante al país.

Cada domingo, enfundado en su traje militar, Ríos Montt trasladó su prédica al púlpito presidencial. Exponía ante la nación mensajes moralistas. Eran en cadena de radio y televisión que casi obligaban a los guatemaltecos ha escuchar su prédica.

Con su voz enérgica parecía, con Biblia en mano, que regañaba a los televidentes. En una ocasión, según los medios, llegó afirmar que el buen cristiano se desenvolvía con la Biblia y la metralleta .

El mismo Ríos Montt se proclamó como el "ungido de Dios" para gobernar y como buen orador mezclaba citas bíblicas con mensajes inductores de culpa sobre los padres de familia, a quienes de antemano les decía que eran los responsables de los que les sucediera a sus hijos.

Pero mientras el dictador alzaba la Biblia en la Presidencia, los militares también levantaban las armas en el campo y arrasaban aldeas completas y masacraban a los indígenas y campesinos que consideraban como enemigos del Estado.

Durante los 17 meses que Ríos Montt gobernó de facto, el Ejército perpetró más de 250 matanzas colectivas de indígenas, sobre todo en las zonas del oeste y noroeste del país, en las que murieron más de 25 mil personas.

Solo en el departamento noroccidental de Quiché los militares asesinaron a mil 171 indígenas ixiles en ese periodo.

El 8 de agosto de 1983 Ríos Montt fue derrocado por un golpe de Estado encabezado por su entonces ministro de la Defensa, general Óscar Humberto Mejía Víctores, quien gobernó el país hasta enero de 1986, cuando se instauró la democracia.

A finales de 1989 Ríos Montt, junto a un grupo de antiguos militares y políticos de extrema derecha, fundó el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), el partido que le permitió ser reelegido como diputado del Congreso desde 1994 hasta 2012, cuando concluyó su último período legislativo.

A pesar de que la Constitución guatemalteca prohíbe a caudillos y golpistas presentarse como candidatos a la Presidencia, Ríos Montt logró el apoyo de la Corte de Constitucionalidad para inscribirse como aspirante al cargo en las elecciones de 2003, que perdió de forma aplastante.

Luego, la Justicia empezó a acercarse al general y el 10 de mayo de 2013 fue encontrado culpable de genocidio y deberes contra la humanidad y condenado a 80 años de prisión, pero diez días después la Corte de Constitucionalidad anuló la sentencia por errores en el proceso y ordenó un nuevo juicio.

Culpable o inocente, el general retirado falleció este Domingo de Resurrección a los 91 años de edad.

Su hermano, el obispo católico Mario Ríos Montt, llegó a la residencia para despedir los restos del militar, que deja atrás heridas imborrables, sobre todo en las familias de las poblaciones masacradas.

Un fulminante pario cardiaco, según uno de sus abogados, Luis Rosales, le provocó la muerte al exdictador en su residencia, en la que se recluyó por su grave estado de salud desde 2015 cuando fue declarado incapaz de afrontan a la justicia en un nuevo debate oral y público por genocidio.

lsm

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