San José

El conflictivo fenómeno de la narcoactividad en Centroamérica sufrió un súbito agravamiento con el hallazgo en el poroso y frágil sector del Caribe de Honduras de una plantación de hoja de coca y de un laboratorio clandestino para el procesamiento de la cocaína, confirmaron ayer fuentes militares hondureñas en Tegucigalpa.

La plantación, de cuatro hectáreas y con unas 40 mil plantas, y el laboratorio, con sulfato de sodio, cal, 20 sacos de hoja de coca lista para procesar y 200 galones de gasolina y 200 de diésel, fueron descubiertos en el municipio de Iriona, del nororiental y caribeño departamento (estado) de Colón, a unos 453 kilómetros al noreste de Tegucigalpa, informaron las Fuerzas Armadas de Honduras.

Ninguna fuente oficial confirmó si ya hay detenidos tras lo que oficialmente fue descrito como un “fuerte operativo” policial y militar combinada, con respaldo aéreo, terrestre y naval y de una fuerza de tarea en uno de los países claves del contrabando internacional de drogas y de la actividad del narcotráfico en general.

Las autoridades hondureñas anunciaron la destrucción del cultivo ilegal de la materia prima de la cocaína. “Honduras tradicionalmente ha sido un país de tránsito de drogas, por lo que la localización de cultivos de coca lleva a preguntarse si la dinámica de narcotráfico en el país está evolucionando”, explicó InSight Crime, una organización no estatal de Colombia que se dedica al análisis de los fenómenos criminales de la región. “Por ahora parece que los grupos criminales sólo están experimentando con estos cultivos”, subrayó.

El vocero de las Fuerzas Armadas de Honduras, José Meza, explicó que se logró el “aseguramiento” de la plantación y del laboratorio y que las unidades operativas “están trabajando alrededor del sector para confirmar otro sembradío de coca y si hay otro tipo de campamento para procesamiento de este tipo de drogas”.

Honduras descubrió y destruyó dos plantaciones de hoja de coca en abril de 2018 y abril de 2017 en el centro-oriental departamento de Olancho, limítrofe con Nicaragua y aledaño a Colón. La plantación hallada en 2018 registró una extensión de unas 14 hectáreas y, según los reportes oficiales, en la misma zona fue localizado en esa época otro laboratorio en un sector de difícil acceso.

InSight Crime sugirió que “los grupos criminales podrían estar experimentando con la posibilidad de producir droga en un país que tradicionalmente ha sido de tránsito”.

Tener una plantación “tan grande” como la encontrada en Olancho en 2018 tampoco es “estratégico para un grupo criminal”, porque las pérdidas “serían considerables” si es destruida por las fuerzas de seguridad de Honduras, destacó la organización.

Otras fuentes expusieron la posibilidad de que las mafias del narcotráfico estén probando para determinar si en Honduras hay condiciones para cultivar la hoja de coca.

En junio de 2013, y en lo que fue el descubrimiento de la primera plantación de hoja de coca en Centroamérica, un operativo combinado de soldados de Colombia y policías de Panamá en el Tapón del Darién, una vasta y selvática zona entre ambos países, permitió localizar un sembradío en suelo panameño y cerca de un laboratorio artesanal para producir cocaína.

Por su cercanía geográfica con las más importantes bases de producción de cocaína —en especial de Colombia— y con los grandes mercados estadounidenses de consumo, Centroamérica es una plataforma clave de los cárteles mexicanos y colombianos para contrabandear, almacenar y reexportar estupefacientes a México, Estados Unidos y Europa.

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