Caracas.— El presidente del Parlamento de Venezuela —de mayoría opositora—, Juan Guaidó, fue detenido ayer alrededor de media hora por el servicio de inteligencia. El gobierno de Nicolás Maduro se deslindó del arresto, asegurando que fue una acción “unilateral” de los agentes.

Guaidó se dirigía en un automóvil a un cabildo abierto en el estado Vargas, cercano a Caracas, en donde fue interceptado por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), quienes lo retuvieron durante unos minutos para luego ser liberado.

El hecho, que fue informado por Guaidó en Twitter, desencadenó de inmediato una ola de reacciones tanto al interior de Venezuela, de parte de la oposición, como de distintos organismos internacionales y gobiernos que apoyan al parlamentario, al tiempo que pidieron a Maduro respetar el Legislativo.

El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, calificó de “secuestro” lo ocurrido con el opositor Guaidó y urgió a la comunidad internacional a “detener los crímenes” de Nicolás Maduro.

“Condena y rechazo absolutos al secuestro del presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó. La comunidad internacional debe detener los crímenes de Maduro y sus esbirros”, afirmó Almagro desde Twitter.

El Grupo de Lima, a excepción de México, lamentó también este suceso a través de un mensaje en su página web en la que 13 de los países americanos miembros, críticos de Maduro, expresaron su total apoyo a los integrantes del Parlamento.

Los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía expresaron en un comunicado “su más contundente rechazo a cualquier acción que afecte la integridad de los miembros de la Asamblea, de sus familias y colaboradores”.

Estados Unidos denunció que dicha detención es un “grave asalto” al Estado de derecho en Venezuela por parte de “la dictadura” de Nicolás Maduro y acusó como responsable al jefe de inteligencia venezolano, Manuel Christopher Figuera.

“Llamamos a las fuerzas de seguridad a defender la Constitución y los derechos del pueblo venezolano. Estados Unidos y el mundo están mirando”, dijo Mike Pompeo, secretario de Estado, en su cuenta de Twitter.

En una línea similar se expresó el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, quien dijo en la misma red social que “estos actos de intimidación por la policía secreta de Maduro patrocinada por Cuba, guiada por el general Figueroa, representan un grave asalto al estado de derecho en Venezuela”.

El gobierno de Chile calificó lo cocurrido de “amedrantamiento a opositores en Venezuela” y manifestó nuevamente “su irrestricto apoyo” al Parlamento de ese país, al que considera “el único órgano legítimo y democráticamente elegido en Venezuela”.

Aclamado por cientos de seguidores, Guaidó llegó, apenas fue liberado, a Caraballeda, estado Vargas, a 40 kilómetros de Caracas, para presidir un cabildo abierto que reunió a centenares de opositores. “¡Hermanos aquí estoy!”, dijo al dirigir un discurso desde una tarima.

“Un mensaje a Miraflores [Palacio presidencial]: el juego cambió, el pueblo está en la calle, aquí están los símbolos de la presión, de la resistencia, de la fuerza. Si querían enviar un mensaje para que nos escondiéramos, aquí está la respuesta del pueblo. ¡Aquí estamos!”, sentenció.

Poco después el gobierno de Venezuela se desvinculó del hecho. “Nos enteramos que se había dado una situación donde un grupo de funcionarios actuando de manera unilateral realizaron un procedimiento irregular”, declaró el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez.

Rodríguez aseguró que la situación “está totalmente solventada” y que “dichos funcionarios serán destituidos y se les aplicarán medidas disciplinarias severas para establecer si se prestaron para este tipo de situaciones”.

“Entonces Maduro ya no controla las Fuerzas Armadas, porque se rompió la cadena de mando (...). ¿Quién comanda hoy el régimen?, si ya reconocen que no controlan los organismos de seguridad del Estado, tienen un problema muy grave en Miraflores”, respondió Guaidó.

Asimismo, el gobierno de Venezuela denunció ayer un nuevo intento golpista promovido por John Bolton, en contra de la democracia.

El ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, denunció que estos sucesos suponen un “intento de la élite supremacista que controla la Casa Blanca de promover un golpe de Estado en Venezuela”.

Menciona al consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos como responsable de un intento de “imponer por la fuerza al pueblo venezolano un gobierno títere”.

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