Asunción.— El candidato conservador oficialista de Paraguay, Mario Abdo Benítez, lideraba las elecciones presidenciales por varios puntos de ventaja sobre su principal rival, Efraín Alegre, de una coalición de centroizquierda, según resultados parciales.

Abdo, del gobernante Partido Colorado y que llegó como favorito a los comicios, lograba 47.33% de los votos frente a 42.21% de Alegre, de la alianza opositora Ganar, con 50% de las mesas escrutadas, de acuerdo con el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE).

Las cifras confirman la tendencia de encuestas a boca de urna difundidas previamente por medios locales, que daban a Abdo como ganador de la contienda.

Abdo, hijo del secretario privado del dictador Alfredo Stroessner, quien gobernó Paraguay con mano de hierro por 35 años hasta 1989, venció en la interna partidaria por la candidatura a la corriente del actual mandatario Horacio Cartes y promete mantener el actual rumbo económico.

“Voy a liderar un gran proceso de diálogo nacional”, dijo Abdo a periodistas en el jardín de su casa al iniciar la jornada electoral, poco antes de votar y visitar la tumba de su padre en un cementerio de Asunción.

Aunque no hay grandes diferencias a nivel de propuestas macroeconómicas entre los principales candidatos, Abdo, de 46 años, prometió mantener el rumbo actual, los impuestos bajos y exenciones para estimular la inversión extranjera y la producción del agro del país, cuarto exportador mundial de soja.

El también ex senador, educado en Estados Unidos, ha dicho que quiere tender lazos con China sin comprometer su vínculo diplomático con Taiwán.

Alegre, por su parte, prometió gobernar para los que menos tienen, salud pública gratuita y bajar la tarifa de la energía eléctrica para aprovechar la producción de las gigantes hidroeléctricas Itaipú y Yacyretá, que Paraguay comparte con Brasil y Argentina.

Alrededor de 4.2 millones de paraguayos estaban habilitados para votar en unos comicios que renovarán también 45 escaños del Senado, 80 de la Cámara de Diputados y 17 gobiernos regionales. El nuevo presidente asumirá el cargo el 15 de agosto.

El ganador de la contienda gobernará por cinco años y heredará un país con una economía que creció sostenidamente los últimos años gracias a las exportaciones de materias primas y la inversión privada, pero que tiene una distribución muy desigual de la riqueza y más de un cuarto de la población vive en la pobreza.

“Todavía tenemos deudas sociales. Tenemos una pobreza que si bien se ha bajado (...) no hay explicación de que tengamos pobreza”, reconoció el presidente saliente tras depositar su voto esta mañana.

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