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Investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM analizarán la composición de las partículas PM 2.5, dispersas en el aire que respiran los capitalinos y consideradas como las más dañinas para la salud.

Para ello, el Gobierno de la Ciudad de México destinó 5 millones de pesos del Fondo Ambiental Público, para la compra de un equipo de cromatografía de gases, equipo que fue entregado en comodato a la universidad.

En una primera etapa, las mediciones se realizarán durante la época seca-fría (2018-2019), con muestreos de la calidad del aire en la zona sur de la capital del país.

UNAM y CDMX descifrarán las partículas PM 2.5
UNAM y CDMX descifrarán las partículas PM 2.5

“Estamos en camino de llegar a los estándares de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a presencia de partículas, de estas partículas finas contaminantes en la atmósfera.

“Tenemos mejores condiciones que muchas otras entidades y ahora con este espectrómetro, con este cromatógrafo y con este sistema de medición, lo que nos va a permitir es saber [de qué están hechas las partículas]. Nos referían que 59% de las PM 2.5 no sabemos de qué están compuestas y son partículas que van directamente a los alvéolos, al sistema respiratorio y a los pulmones, entonces, necesitamos saber de dónde provienen y cómo se está monitoreando”, explicó Amieva Gálvez.

Durante la firma del convenio de colaboración con la UNAM, la secretaria del Medio Ambiente local, Tanya Müller, dijo que hasta el momento sólo se sabe que dichas partículas están compuestas en 8% por carbono negro y 33% de materia inorgánica (sulfato, amonio, potasio, calcio, cloruro, sodio, nitrato, magnesio); el resto que hoy se desconoce podrá ser identificado con el nuevo equipo.

“Con base en ese conocimiento que se va a generar en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM se podrán diseñar, implementar, evaluar y mejorar los programas y políticas públicas a fin de reducir su emisión y formación”, afirmó la funcionaria.

El rector de la UNAM, Enrique Graue, expuso que este tipo de acuerdos son un reconocimiento de que las decisiones de Gobierno deben tomarse con evidencia científica.

Agregó que una vez que se identifiquen los elementos que componen a estas partículas “habrá que reconocer en ellas aquellas que son dañinas y con ello generar nuevas políticas públicas para vivir y respirar mejor en la Ciudad de México”.

De acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema), entre 50% y 60% de las partículas finas dispersas en el aire de la Ciudad de México son PM 2.5., las cuales están asociadas a enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Estas partículas representan un problema de salud pública que cada año causa 3.2 millones de muertes prematuras en el mundo.

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