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“Quiero ser una boxeadora profesional, no me importa entrenar en la calle”, dijo Fátima de 11 años, quien recibe un entrenamiento básico de boxeo junto con otros niños en un callejón que se ubica entre chelerías en la Ciudad de México.

Se trata del Callejón de Mesones, entre Mesones y la calle Regina, vialidad adornada con grandes murales y grafitis, donde pese a la música de todo tipo, al fondo se percibe el gentío diciendo “salud” e incluso se distingue olor a cigarro y marihuana; sin embargo, no ha sido impedimento para “rescatar con el boxeo un espacio público abandonado”.

Hace tres meses, Andrés Rodríguez, alias El taquero bonito, y José Ortiz, comenzaron un proyecto piloto entre vecinos y locatarios para rescatar el Callejón de Mesones, que era utilizado como baño o zona para fumar marihuana, porque los niños de la colonia Centro corrían el riesgo de unirse a la delincuencia.

Rodríguez decidió entrenarlos para alejarlos “de malos pasos”.

“El proyecto surge con los locatarios y ambulantes de la zona para empezar a dar clases de box con la idea de que los niños tengan un lugar que los aleje de los malos pasos, delincuencia, o redes sociales y que utilicen su tiempo en el deporte para que tengan disciplina en la escuela, sus hogares, por ejemplo hay ambulantes que me traen a sus hijas para que entrenen”, dice Andrés.

Con experiencia de 16 años como boxeador, Andrés ya había entrenado a niños y adolescentes en un gimnasio pero el destino lo llevó a trabajar en su colonia.

Fátima, quién ha logrado tener altas calificaciones en primaria durante estos meses por su actividad deportiva, dijo que le gusta entrenar en la calle y que El taquero bonito le dió la oportunidad de hallar lo que considera su pasión: boxear.

La menor y sus compañeros realizan primero un calentamiento corriendo de un extremo al otro del callejón, posteriormente una secuencia para saber poner guardia ante un posible oponente.

“Más rápido, jab, abajo y suban la guardia, esquiven”, les dice Andrés mientras usan guantes y una manopla que les indica que la disciplina es primordial en este deporte.

Actualmente El taquero bonito, como lo conocen en el barrio por tener un puesto de justamente donde entrena a los menores, tiene a su cargo 12 niños que se encuentra en una economía y situación de desarrollo “difícil” por la circunstancias de violencia del entorno.

Por ejemplo, Álvaro de 9 años, quien tenía vendadas sus manos para practicar el boxeo, dijo que se encuentra “feliz de boxeador” y que ha conseguido diversas amistades.

Las edades de los próximos boxeadores van de cinco a 12 años, y entrenan una hora cada noche en el callejón frente a los transeúntes.

“Buscamos con este programa o proyecto rescatar a la calle Regina y San Jerónimo y que vuelvan a ser llamados corredores culturales, tal como ocurría hace cuatro años con el Día de Muertos o Día de Regina, y que se quite que somos sólo chelerías. Queremos más espacios que sean para niños y adolescentes y quitar un posible foco para la delincuencia”, explicó José Ortiz.

Precisa que los niños no han sido utilizados con un fin particular ya que cualquier menor de otra alcaldía puede venir o incluso los transeúntes que recorren los restaurantes y que convergen en la zona pueden entrenar.

Andrés Rodríguez busca que el proyecto llegue a más niños y que las autoridades de la alcaldía Cuauhtémoc apoyen mediante equipo como manoplas, caretas, vendas o guantes para los más pequeños con el único objetivo de recuperar los espacios que han sido afectados por la delincuencia para que sean culturales.

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