Integrantes de la comunidad de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), San Lorenzo Tezonco, están temerosos, luego de la agresión de la cual fue víctima un estudiante. La noche del viernes 12 de mayo, en las inmediaciones del plantel, Alan Torres Corona de la licenciatura de Protección Civil y Gestión de Riesgos fue asaltado y herido de gravedad, por lo que fue hospitalizado.

Pero ésta no es la primera ocasión en que un estudiante es agredido en la zona. En 2018, César Ramírez Méndez, alumno de ingeniería, fue asesinado a tiros en un intento de asalto a una unidad de transporte colectivo en La curva, como se le conoce al tramo entre las calles San Isidro, Prolongación San Isidro y Providencia, de la colonia Lomas de San Lorenzo, alcaldía Iztapalapa, por donde también transitaba Alan al momento del ataque.

“Yo creo que todos los polis que andan allá adentro deberían de andar monitoreando todo alrededor porque donde falta la seguridad es afuera”, señala Shalome, estudiante de Ingeniería en Sistemas Electrónicos y Telecomunicaciones. Ya sea de día o de noche, “no importa la hora, sí te llega a pasar algo”, asegura Valeria, alumna de Promoción de la Salud.

En el perímetro, los estudiantes afirman que nadie está exento de un asalto o agresión. Los robos con violencia en el transporte público y, en especial, en la zona de La curva, son los más frecuentes, denuncian.

Para la comunidad universitaria las implementaciones y protocolos tanto de las autoridades de la UACM como de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX para combatir la delincuencia es insuficiente.

“Toman acciones cuando hay problemas o cosas graves. Lo dejan hasta que se desvía la atención, cuando ya todos se olvidaron de lo que pasó, y otra vez sigue lo mismo. Es cuando vuelven a pasar las misma cosas”, considera Shalome.

Por su parte, Víctor, de la carrera de Comunicación y Cultura, opina que: “Es un problema continuo en el que sí ponen la seguridad, pero no perdura. Acá atrás no hay ni iluminación, hay un problema de basura. Es un tira y afloja entre las alcaldías de Tláhuac e Iztapalapa porque se avientan la bolita de la seguridad entre ellas dos”.

Incidentes como el de Alan tienen que ocurrir para que haya una movilización, acusan los estudiantes, y una vez que se llevan a cabo, pasado un tiempo, se vuelve a la normalidad; es decir, a los constantes asaltos y al abandondo de alrededor.

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