Entre aplausos y vitoreos, más de 2 mil 500 elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina desfilaron por calles de la zona Centro para “mostrar músculo”, como parte de la ceremonia del Día del Policía, la cual fue encabezada por el jefe de Gobierno, Martí Batres, y el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez.

De grupo en grupo, la fuerza policial caminó por la avenida Juárez recibiendo el aplauso de los asistentes que, en su mayoría, eran familiares y amigos.

“Eres un orgullo para nosotros”, le gritaba una familia a una joven policía que pertenecía a las Ateneas, encargadas de controlar las marchas feministas y, además, atender con perspectiva de género cuando una mujer es víctima de un delito.

Tras ellas, los binomios caninos fueron los que arrancaron más aplausos, pues los perros debidamente entrenados son quienes detectan desde bombas, drogas e, incluso, someten a delincuentes.

“Es un honor dirigirme a ustedes, el equipo que hace posible la seguridad de la Ciudad, que con su dedicación y valentía demuestra día a día que estamos a la vanguardia de la protección de las personas en nuestro país. Agradezco de forma muy especial a las familias que hoy nos acompañan. Su invaluable apoyo hace posible que todos nosotros salgamos día a día a velar por su integridad y su bienestar”, dijo el actual mando policiaco Pablo Vázquez, al referirse a ellos.

En el desfile participaron: más de 2 mil 500 mujeres y hombres de la corporación, con 106 vehículos, seis motocicletas, dos ambulancias, una plataforma, tres vehículos UNIMOG y tres remolques, parte de la fuerza con la que cuenta la policía del país, que, a decir de sus administradores, están preparados para eventos de contenciones de marchas o protestas, hasta para enfrentar a la delincuencia organizada o, en su defecto, ayudar a la población damnificada, como recientemente lo hicieron en Acapulco, luego de la irrupción del huracán Otis.

“La institución tiene mala reputación, es como todo, hay buenos y malos elementos, pero creo que en esta policía son más los buenos que los malos. La gente no sabe lo que uno como mamá o esposa sufre al verlos salir en las mañanas, nosotros nos sentimos orgullosos de su trabajo, pero mucha gente nomás se entera que somos familia de policías y luego luego creen que somos corruptos y no es así”, dice Vilma, esposa de uno los uniformados que recibió un reconocimiento por su colaboración por más de ocho días en Acapulco. Ella viene de una familia de policías y dice que les falta mucho por mejorar.

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