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La presa Angulo, que alguna vez albergó agua limpia, quedó acorralada por asentamientos irregulares y bodegas industriales. En casi cuatro décadas fue reducida a menos de una tercera parte de su superficie y actualmente es una cloaca que representa dolores de cabeza para autoridades federales, estatales y municipales.

“No es nuevo ver esto aquí, es normal”, aseguró Antonio Sánchez Juárez, habitante de avenida Quetzal, colonia Ejidal San Isidro, en alusión al agua que brotaba de una alcantarilla entre avenida Ejidal San Isidro y calle Jesús María.

El líquido es producto del desfogue de la presa, que por las lluvias presenta niveles elevados y abren las compuertas para evitar su desbordamiento. Esa agua sale del drenaje y se derrama en varias colonias que están detrás de la cortina del cauce.

En septiembre del 2011 la presa Angulo se desbordó por primera ocasión y afectó cientos de familias de varias comunidades. En ese entonces autoridades estimaron que afectó a 45 mil 700 habitantes.

El pasado 29 de agosto la presa volvió a desbordarse. El gobierno estatal afirmó que sólo 240 viviendas fueron afectadas, en algunas el agua alcanzó más de un metro en el interior. Familias de las colonias Plan de Guadalupe y Ejidal San Isidro aseguraron que lo perdieron casi todo.

La presa fue construida en 1880 para almacenar agua de riego de terrenos de la zona y se desconoce cuándo comenzó a ser utilizada como vaso regulador para aguas residuales y pluviales de Atizapán y Cuautitlán Izcalli, en proporción de 90% y 10%, respectivamente; al parecer fue en la década de los 80’s.

En esa misma década inició la construcción irregular de viviendas detrás de la enorme cortina de la presa, con 30 metros de altura en algunos puntos. Actualmente varias comunidades se ubican detrás del muro, como Ejidal San Isidro, La Presita y la unidad Niños Héroes. A un lado está la colonia Plan de Guadalupe.

El organismo Operador de Agua Potable (Operagua) de Cuautitlán Izcalli estima que la presa abarcaba 50 hectáreas y tenía hasta 20 metros de profundidad en el centro. En la actualidad su superficie fue reducida a menos de una tercera parte.

En algún tiempo las aguas de la presa fueron cristalinas y en ellas vivían diversas especies acuáticas. Ahora es una cloaca de aguas negras, reducida por bodegas autorizadas por gobiernos estatal y municipal.

Arturo Vilchis Esquivel, director de Protección Civil del gobierno del Estado de México, minimizó la reducción del vaso regulador de la presa y atribuyó su desbordamiento a la lluvia de 50 milímetros que cayó el pasado 29 de agosto.

La presa recibe descargas de cinco afluentes: de los canales El Jaral y Chamacuero, de Atizapán; de la colonia Lomas del Bosque, de Cuautitlán Izcalli y de la zona industrial de San Martín Obispo.

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