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Volver a empezar, después de haber perdido su departamento en el 19-S, requiere de una operación de rescate de los damnificados, ya no de los escombros de edificios, sino del burocratismo en instituciones que complican la vida.

En el corazón geográfico de la Ciudad de México, en la colonia Del Valle, hay baldíos donde antes hubo edificios, construcciones que ahora deben ser demolidas, y muchas más son inhabitables hasta que autoridades las dictamine y diga que pueden ser reparadas y reabiertas a sus dueños e inquilinos.

La calle Escocia se volvió el jueves 19 de septiembre un área de desastre, como si hubiera sido bombardeada, con dos edificios desplomados, convertidos en montañas de cientos de toneladas de escombro.

Arturo Pérez Olivares vivía en el quinto piso de Escocia y Edimburgo, y lejos de recibir un apoyo oficial que le facilite su condición de damnificado, como todos en este vecindario de clase media, se ha topado con indolencia y burocratismo.

Recuperar pertenencias suyas rescatadas de los escombros, ha sido un propósito complicado y que refleja la desorganización de quienes asumieron el resguardo de los objetos.

Las pertenencias rescatadas se las llevó el Ministerio Público. Hay que ir de un lugar a otro, sin saber bien a bien a dónde se llevaron papeles y objetos.

“Quiero mi pasaporte”, dijo en una gestión para encontrar lo perdido. Después de muchas búsquedas, en una relación vio que diversos pasaportes fueron llevados a una bodega en Iztapalapa.

Ir allá es enfrentar más burocracia y falta de capacidad para atender personas en situación extraordinaria, como lo es un damnificado. Alguien debe facilitar la entrega de pertenencias, propone.

En la desgracia, don Arturo no perdió ningún ser querido. Hasta su perrita, Bellota, una maltés de 17 años, fue hallada y luego atendida por paramédicos.

Con cariño, recrea un diálogo entre su mascota y él. “No me quiso decir por qué no la encontraba, y en la noche nos tomamos un tequilita y me dijo que andaba rescatando gente”.

Hay que sortear lo vivido para reconstruir. Hoy a los vecinos del edificio les queda un terreno. Deben esperar dictámenes, organizarse, considerar reedificar.

Las historias de lo ocurrido el sismo del 19 de septiembre se relatan en la Ciudad y la calle de Escocia es uno de esos escenarios, en los que la tragedia se acentuó, y causó duelo a los vecinos.

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