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El desplome del Colegio Enrique Rébsamen no sólo causó la muerte de 19 de sus alumnos; entre los escombros también quedó atrapada la posibilidad de cinco menores de edad de crecer junto a sus madres.

Karla (a quien nombraremos así para proteger su identidad) quedó huérfana tras el sismo del 19 de septiembre; su mamá laboraba en el área de limpieza y mantenimiento del colegio donde falleció. La menor de 11 años se encuentra ahora bajo el cuidado de su abuelo de 62 años, él se dedica a la carpintería y es su único familiar cercano.

El director del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de la Ciudad de México (DIF-CDMX), Gamaliel Martínez Pacheco, indicó que tras la muerte de la madre, el abuelo tenía miedo de que al buscar apoyo por parte de las autoridades le quitaran la custodia de Karla; sin embargo, el Gobierno capitalino no sólo ha garantizado que se mantendrá a cargo de su nieta, también se integrará a la red de apoyos económicos y programas sociales que ofrece a través de Reconstruyendo Familias, que puso en operación para atender a niños que se quedaron huérfanos o sin alguno de sus padres a consecuencia del sismo.

“En un primer momento la teníamos registrada como uno de los niños que habían perdido a uno de sus papás, conforme fuimos avanzando en los trabajos de acercamiento, de identificación, de ir incorporando los programas, detectamos que había sido registrada como hija de una mamá sola, no se tenía reportado a un padre”, explicó Martínez.

Además de Karla, otros cuatro menores de cuatro, 12, 14 y 15 años perdieron a sus mamás, quienes laboraban en la escuela ubicada en la delegación Tlalpan.

Secuelas. En entrevista con EL UNIVERSAL, el director del DIF-CDMX indicó que estos cinco niños, así como los otros 31 más que perdieron a su papá o mamá por el sismo, reciben tratamiento sicológico.

Detalló que con terapias semanales, en las que a través del juego, pláticas e incluso redactando, se busca superar el duelo. En las primeras sesiones, que se realizan de manera individual y en compañía de sus familiares, los niños han manifestado miedo, tristeza, enojo y frustración.

Gamaliel Martínez detalló que por el momento se tiene programado realizar entre tres y cinco terapias con cada uno de estos casos, para poder realizar una primera evaluación de los tratamientos y, en caso de ser necesario, serán referidos a clínicas especializadas.

“No quiere decir que estemos ante casos de suicidio que se hayan estado consignando o que estén pensándose por las personas, pero es algo que no podemos descartar dentro de toda la gama de posibilidades y sentimientos que presentan”, aclaró.

El Gobierno de la Ciudad de México tiene ubicados, hasta el 13 de octubre, a 34 niños que perdieron a alguno de sus padres, y dos más que quedaron en estado de orfandad. Los progenitores (14 mujeres y ocho hombres) fallecieron en las delegaciones Cuauhtémoc, Tlalpan, Benito Juárez y Coyoacán.

Por su rango de edad, los 34 niños que perdieron a alguno de sus progenitores: 24 tienen entre cero y 11 años; 10 más, entre 12 y 17 años. Mientras que las dos niñas huérfanas tienen 11 años.

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