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La declaración anticipada del senador Mario Delgado: “Sólo les puedo decir que es una mujer”, y la intuición de Ricardo Monreal Ávila, ex aspirante a la candidatura de Morena rumbo a 2018, simplemente no fallaron, justo ayer en que se dio a conocer —a través de redes sociales y no de manera oficial— que Claudia Sheinbaum fue la virtual ganadora.

Fue un jueves ajetreado para los aspirantes. Todos madrugaron y acudieron a eventos públicos.

A Monreal la trayectoria política le demostró una vez más, y así lo hizo saber, que “en la vida, al final lo que te queda son tu familia y los verdaderos amigos”.

Así, con esta expresión, el político zacatecano —sonriente, pero con cierto olor a decepción— anticipaba su derrota frente a decenas de medios de comunicación.

Se dijo que en el hotel Benidorm, ubicado precisamente en la delegación Cuauhtémoc que gobierna Monreal, serían dados a conocer los resultados de la encuesta aplicada por Morena, de la cual, por cierto, poco se supo sobre a quién y dónde se aplicó

Bastaron dos semanas de hermetismo, desde que se anunció que se realizaría esta encuesta, para que en las redes sociales comenzara a circular que en Morena lo que importa “es lo que dice mi dedito”, no más.

El único que dijo que honraría su palabra si no le iba bien fue Ricardo, e incluso afirmó que no se iría de Morena porque aceptó las reglas, aunque reconoció que le hubiera gustado que se hiciera una encuesta espejo.

“Casi estoy seguro de que no va a ser fácil para mí, porque luchar contra la nomenclatura no es fácil, pero acudo por respeto”, dijo.

Su encuentro con los medios generó incidentes, como si hubiera afectado que adelantara que no ganaría.

Incluso hasta el elevador confabuló en su contra: al buscar subir a la reunión, no abría ni cerraba la puerta.

Afuera, en la calle, los incidentes no se hicieron esperar. Discusiones entre compañeros, la mayoría de la Ciudad de México, así como la pérdida de mochilas y hasta un casco de motociclista fue el saldo que arrojó este proceso interno de Morena.

Quizá era el cansancio de varios reporteros que tuvieron que trasladarse de un lado a otro porque nadie sabía dónde se reunirían.

También afuera esperaban a Martí Batres. Una persona en estado de ebriedad que coreaba sin ton ni son “¡Arriba Martí, arriba Lenia para la delegación Álvaro Obregón!”, mientras que otro de sus compañeros decía: “Aun con la derrota estamos contigo, Martí”.

De pronto alguien gritó: “¡Ya salió Sheinbaum!”. Y entonces comenzaron los empujones con la esperanza de escucharla decir “sí gané”, pero no sucedió. Una vez más demostró que sabe regirse y acatar las reglas. Pero ella habló por todos, al señalar que en Morena sí hay y sí habrá unidad.

Y mientras los medios aguardaban una declaración oficial de parte de las comisiones del partido y de elecciones, Claudia Sheinbaum simplemente admitió su victoria en su cuenta de Twitter y después de que Batres Guadarrama informara que él había sido considerado como el más conocido, Claudia con la mayor preferencia y Monreal en tercer lugar.

Mario Delgado ni siquiera figuró, y él mismo lo aceptó. Seguirá trabajando de la mano con Morena y por Morena.

Lo cierto es que, como bien recordó Monreal, la imposición de candidatos siempre será una lucha difícil. Él la vivió hace 20 años y ayer también la trajo a su mente.

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