Cientos de capitalinos que brindaron y festejaron la noche del 31 diciembre decidieron “curársela” en lugares tradicionales. La pancita, el pozole, los mariscos y la birria eran los platillos más solicitados, acompañados de una cerveza.

“Hay que vivir, celebrar, festejar que seguimos con vida, que estamos en un nuevo año y ver qué nos depara, mientras a festejar”, dijo Gabriel, quien con sus amigos se la “curaba” en el Camarón Guasaveño.

Uno de los lugares más concurridos, pese a que el año pasado estuvo envuelto en la polémica porque un comensal fue agredido y murió en las instalaciones, fue el restaurante bar La Polar, en la colonia San Rafael, en la alcaldía Cuauhtémoc.

Antes del mediodía, el lugar ya estaba abarrotado. La fila para ingresar fue de casi media hora, los meseros y personal aseguraban que “todo estaba tranquilo” con la nueva administración.

Familias enteras, desde el abuelo hasta la nieta, se peleaban las mesas. “Nos levantamos tarde y con hambre y este es uno de los lugares que no debe faltar para celebrar la vida y este nuevo año. Hoy toca celebrar, mañana ya veremos”, dice don Jorge.

Si bien el ambiente y la fiesta se prestaba para pasar un rato agradable, los más conscientes pedían mesura, pues más de uno este mismo miércoles ya tenía que activarse a sus actividades normales.

“Una más y ya, tenemos un vuelo mañana temprano”, reclamaba Diana a Édgar, originarios de Arandas, Jalisco, que pasaron con su familia el año nuevo.

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