Solo 40 minutos se hacen de la Roma al mercado mayorista más grande del mundo pero, al llegar, es como si te trasladaras a otra ciudad. Para ingresar a sus 327 hectáreas (51 veces el zócalo capitalino), hay que pagar 10 pesos. Adentro, todo es estímulo: colores, sonidos, aromas y, por supuesto, comida. Mucha comida. La Central de Abasto recibe a 500 mil personas todos los días y es el espacio de 90 mil trabajadores que, en algún momento, deben comer. Las las opciones sobran, pero estas son tres de mis favoritas.

Para desayunar está doña Martha, quien lleva 30 años preparando comida frente a la nave azul (la de flores y hortalizas). Su familia y ella emprendieron el negocio a través de jugos y licuados pero, después de unos años, la migración a los antojitos fue inevitable.

Sus tlacoyos son alabados por cualquiera. El motivo: están hechos al momento y la calidad del maíz se siente al primer bocado. Hay de haba, frijol y requesón, y se cuecen en comal de barro . No hay que perder de vista la salsa amarilla, una chulada hecha con chile manzano y tomate. El jugo de naranja y el café de olla son dos alternativas para pasar los tlacoyos sin necesidad de brincos. Por menos de 50 pesos, sales desayunado, contento y con energía para ir por las compras.

Si lo tuyo son los tacos de cecina, tienes que dirigirte unos pasos frente a la nave de las frutas, (bajando las escalinatas del pasillo cuatro). Ahí encuentras a José Juan y a Martín, dueto encargado de cortar, asar y sazonar la carne traída de Yecapixtla, Morelos. También tienen cecina enchilada , longaniza y un obispo tan rico que resulta casi religioso.

La elección de los conocedores es un taco natural con gorditos ($18). Para subir a la categoría de experto, compra una medida de chapulines chica ($25), dos puestos al lado, y obtendrás un señor taco. En caso de no ser fanático de la entomofagia, ordena uno de enchilada y otro de obispo; añade salsa roja o chile manzano con cebollitas (cuidado, ambas son picosas).

La tercera y última opción proviene de La Merced, así como el origen de la Central de Abasto. Se trata de los tacos de Serafín , mejor conocido como “La Momia”. Dos guajolotes y una cabeza de cerdo son horneados durante cinco horas en el mercado antes mencionado, para después desplazarse a un sencillo carro ubicado frente a los betabeles de la nave roja.

En una cama de maíz y una cobija de arroz, la carne deshebrada se arropa en el plato. “Mi favorito es de pierna, con muslo y cuerito”, dice Elizabeth, la hija de Serafín que atiende con una amable sonrisa. Un toque de mole rojo termina por bañar esta maravilla de taco ($15). Hay opción de agregar un poco de chiles en vinagre o salsa, pero con el mole es suficiente.

Cuenta la leyenda que la receta del guajolote fue inspirada por la gastronomía de Yucatán . Para averiguarlo es mejor ir a platicar con Serafín y descubrirlo mientras se saborean un par de tacos.

Central de Abasto

Dirección

: Canal de Río Churubusco s/n, esq. Canal de Apatlaco, Central de Abasto, Iztapalapa

Horario

: lun-dom 6-15 hrs. y los tacos de pavo de 6-19 hrs.

Promedio

: 80 pesos

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