El sujeto que puso una bomba en una estación en Nueva York esta mañana, dijo que lo había hecho por las “acciones de Israel en Gaza”. El asunto acá, no es el atentado, puesto que este tipo de atentados han sido cosa frecuente en los últimos años, sino la narrativa que conecta un ataque contra civiles en Nueva York, con Israel, con Gaza, y, por tanto, con el discurso en el que la semana pasada, Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel. Hoy en el blog, colocamos un texto de seguimiento pues algunas de las consecuencias previstas en mi artículo previo, están ya teniendo lugar. Intento hacer un breve recorrido por algunos de los temas que ya se han visto impactados por el anuncio de la Casa Blanca. Antes de ello, es importante considerar que todas estas dinámicas tienen una inercia propia; sería un error sobredimensionar el discurso de Trump como el único factor que las causa. Sin embargo, por lo delicado del tema de Jerusalén, lo que sí hace la decisión de Washington es, en algunos casos, contribuir a esas dinámicas y en otros, funcionar como un claro catalizador de las mismas.

(Nota, si desea leer mi texto previo Detrás de la decisión de Trump sobre Jerusalén , haga click en este enlace: )

1. Perpetuidad e intratabilidad del conflicto palestino-israelí. Como dije, es obvio que Trump no es el causante de estas circunstancias. Sin embargo, hasta hoy, la Casa Blanca había funcionado como un elemento clave en la activación o facilitación de procesos de negociación entre las dos partes enfrentadas. Si bien Washington nunca ha pretendido ser un mediador “neutral” –su postura en favor de su aliado israelí es histórica--, hay muchos presidentes que sí han logrado ganarse la confianza de ambos, israelíes y palestinos, y han sido efectivos en al menos encaminar conversaciones y lograr ciertos avances en temas concretos. Así que al margen de su muy específico compromiso de campaña acerca de su embajada en Israel, Trump había hecho otra promesa: lograr el “Ultimate Deal”, la “Madre de Todos los Acuerdos”, generado con ello relativas expectativas. Su equipo, liderado por su yerno Jared Kushner, estaba trabajando no solo con palestinos e israelíes, sino con otros actores clave en la región tales como Arabia Saudita, Egipto y Jordania. Es difícil saber si la decisión de Trump de dejar de postergar el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, fue el cumplimiento de una amenaza efectuada para presionar a los palestinos, o si simplemente su equipo percibió que las negociaciones estaban muertas antes de empezar y que por tanto no había nada que perder con ese paso. Pero la consecuencia inmediata de la medida es que EU deja de ser percibido como mediador, al menos por ahora. Además, y esto es lo delicado, el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel no solamente termina con las probabilidades de continuar las negociaciones en lo inmediato, sino que automáticamente activa una espiral de endurecimiento de las diversas posturas. 

 

 

2. Hamás. Esta organización que controla de facto la franja de Gaza y que ha protagonizado importantes conflictos armados con Israel, ha llamado al inicio de una tercera Intifada o revuelta popular palestina. Adicionalmente, entre jueves y viernes, tres misiles fueron lanzados desde Gaza en contra de territorio israelí y uno más el día de hoy. Estos misiles no fueron enviados directamente por Hamás, sino por otros grupos militantes que operan en la franja. El gobierno de Israel, sin embargo, responsabiliza a Hamás de poner en orden a cualquier grupo militante que opere en el territorio que controla y ha respondido bombardeando posiciones de esa organización causándole varias bajas. El peligro de este tipo de situaciones es que con toda facilidad se puede detonar una nueva espiral de violencia a partir de una lógica de acción-reacción. Por ahora, hasta donde podemos apreciar, Hamás ha elegido no escalar su propia respuesta. Pero este tema debe ser vigilado muy de cerca. Las condiciones para un nuevo conflicto están todas latentes.

 

3. Abbas y la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El anuncio de Trump obliga a su vez, al presidente palestino a actuar de manera veloz, intentando recoger y representar el enojo de su pueblo y asegurarse de que su facción política no sea rebasada por la facción más radical –Hamás-- en esa tarea, Así, el gobierno palestino también convocó a tres días de “rabia”, consistentes de manifestaciones masivas. Al mismo tiempo, la ANP anunció que suspendería sus contactos con la administración Trump, indicó que el vicepresidente Pence no sería bienvenido en Palestina en su próxima visita a la región, y está planeando una serie de pasos para sacar el mayor rédito posible de la circunstancia actual. Lo explico abajo.

 

4. Expresiones de descontento y violencia. Las manifestaciones masivas iniciaron desde la misma semana pasada. Gran parte de ellas, como se esperaba, se han tornado violentas, lo que normalmente detona respuestas por parte del ejército israelí que, a la vez, tienden a causar cientos de heridos y a veces, también varios muertos. A pesar de las dos víctimas mortales palestinas del viernes y de los cientos de heridos, por ahora, las manifestaciones y las bajas han sido relativamente menos de lo esperado. Sin embargo, dependiendo cómo se desarrollen las cosas los próximos días y semanas, siempre es posible que estas circunstancias sigan escalando. Sobre todo considerando tres factores básicos: (a) Grupos como Hamás y Hezbollah seguirán buscando incitar a estas manifestaciones y harán lo posible para contribuir a su escalamiento; (b) La propia ANP intentará obscurecer el protagonismo de los grupos más extremistas por lo que los incentivos para ser ella misma quien lidere las protestas, son elevados; y (c) Debido justamente al contexto, es probable que a diferencia de otros momentos, en esta ocasión las fuerzas de seguridad palestinas no actuarán en colaboración con las israelíes, dificultando su labor. Al margen de cuánto puedan o no crecer las manifestaciones en Cisjordania y Gaza, ya han empezado a darse otras expresiones de enojo y radicalismo, una específica en Jerusalén, mediante un atentado a manos de un lobo solitario, otras, dentro de ciertas partes dentro de Israel a manos de ciudadanos árabes-israelíes, y otras en distintas partes del mundo como comento a continuación.

 

5. Manifestaciones en otras partes, extremismo y terrorismo. Las manifestaciones no se han limitado a Palestina. Hemos ya visto muchas más en otros países de la región, algunas de carácter violento como en Líbano durante el fin de semana. En otra expresión de violencia, un grupo de manifestantes en Suecia estuvo arrojando cocteles Molotov en contra de una sinagoga en ese país. Distintas manifestaciones en países europeos no solo condenaban a Trump o a la política de Israel, sino hacían llamados a perpetrar violencia contra judíos, estén donde estén. Organizaciones extremistas como ISIS aprovecharon la coyuntura para criticar la “moderación” de ciertos gobiernos árabes, afirmando que esa moderación solo resulta en golpes por la espalda en contra de árabes y musulmanes y, por ende, llaman a luchar no solo contra EU e Israel, sino contra estos mismos gobiernos moderados.

 

6. Una parte que merece atención no es la actividad en sí misma por parte de ISIS o de atacantes quienes quizás de una u otra forma llevarían a cabo estos atentados como lo han estado haciendo los últimos años. Lo delicado del tema es que debido al anuncio de Trump, grupos e individuos extremistas eligen presentar narrativamente su acto como una defensa de los derechos palestinos. Esto levanta conciencias por parte de seguidores duros que se sienten incentivados a hacer lo mismo, pero también obtiene un relativo respaldo de seguidores llamados blandos, quienes no coinciden con los métodos empleados, pero sí con las causas de los perpetradores. De ese modo, piensan, poner una bomba en el metro de Nueva York no está “bien”, pero las razones de hacerlo “se entienden” y hasta para algunos, “se justifican”.

 

7. Estrategia diplomática de Abbas: Incrementar esfuerzos para el reconocimiento al Estado Palestino, y para aislar a Israel. Dado el rápido fracaso de un nuevo proceso de negociaciones palestino-israelíes, Abbas está ya retomando y creciendo su estrategia para obtener reconocimiento. Las circunstancias actuales están ya ocasionando, como dice Khoury en Haaretz, que una gran cantidad de gobiernos concuerde con y adopte la narrativa palestina. La ANP seguirá empujando este camino especialmente entre gobiernos occidentales, hoy muy distanciados de Trump y sus posiciones, y tratará de exhibir a Israel como un país cada vez más aislado en organismos internacionales.

 

8. Países aliados de Estados Unidos como Arabia Saudita, Egipto y Jordania han dado ya sus primeras muestras de distanciamiento con la administración Trump. Si bien, debido a sus prioridades, es posible que estos países terminen por reacercarse a Washington, hay una serie de efectos que no se van a poder revertir con facilidad. En las últimas semanas, por ejemplo, el príncipe saudí Mohammed Bin Salman permitió que saliera a la luz su proximidad con Israel. La Casa Blanca estaba sacando partido de esas buenas relaciones para lograr que estos aliados árabes presionaran al presidente palestino a fin de intentar moderar sus posiciones. Hoy, eso cambia. Ningún país árabe, obvio, podrá exhibir sus buenas relaciones con Israel, pero también tendrán que mostrar su alejamiento de la Casa Blanca, y evidentemente se sentirán mucho más restringidos para presionar al líder palestino. 

 

9. Por último, en la medida en que EU deje de ser percibido como mediador o facilitador para negociaciones y procesos diplomáticos, ese vacío será llenado por otros, como está ya mismo ocurriendo en el caso de Putin. Esta semana, el presidente ruso tenía ya visitas programadas en Egipto y Turquía. De modo que si bien, el Kremlin estaba ya sacando ventaja de los vacíos que la política de Trump está dejando, y si bien el Kremlin ya estaba queriendo involucrarse con quienes son aliados militares de Washington, el nuevo contexto otorga a Moscú un escenario más que ideal para posicionarse como la superpotencia que sí está legítimamente interesada en conseguir estabilizar la región. Hoy Putin dijo desde Ankara que la decisión de Trump sobre Jerusalén desestabiliza a Medio Oriente. El correlato de su afirmación es, elementalmente, que él es la fuerza estabilizadora que hace falta.
 

 

Estas dinámicas se mantendrán en movimiento. Es posible que algunas no lleguen más lejos de lo que hemos visto en estos días. Sin embargo, al momento de este escrito, todas ellas cuentan con un alto potencial para seguir el curso que ya mostraron desde el mismo momento en que Trump efectuó el anuncio sobre Jerusalén la semana pasada. Seguiremos pendientes de cada uno de esos asuntos u otros que puedan ir emergiendo.

Twitter: @maurimm

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