Hace solo unas horas tuvo lugar uno de los mayores ataques que ha recibido el gobierno de Assad en los últimos años. A esta hora, los reportes siguen siendo confusos. Resumiendo, se puede concluir que varias bases del ejército sirio fueron atacadas con misiles causando una gran cantidad de bajas militares (quizás decenas), lo que tal vez incluye a personal iraní (como ocurrió en el último ataque israelí hace unas semanas), y ocasionando una gran destrucción del arsenal sirio (y probablemente iraní). Hasta este momento, la autoría del bombardeo no ha sido identificada. Aunque hay fuentes que han dicho que los responsables fueron Estados Unidos y Reino Unido, la mayor parte de fuentes, incluidos algunos medios afines al gobierno sirio, atribuyen el ataque a Israel. Es común que el gobierno israelí, cuando ataca Siria, evita confirmar o negar su autoría. La probabilidad mayor es que de nueva cuenta, ese sea el caso. Dedicamos el blog de hoy a aportar cuatro elementos de contexto para poder entender lo que sucede en esa zona del mundo.

(Este es un texto de seguimiento, si quiere leer el artículo previo en que abordé el tema y comenté acerca del enfrentamiento Irán-Israel en Siria, haga click en este link: )

Cuatro factores de contexto para entender estos ataques

1. La virtual victoria de Assad en la guerra siria y el reposicionamiento de Irán, su mayor aliado regional. De esto ya hemos hablado mucho, pero lo volvemos a enfatizar acá. Irán desea sacar ventaja de todo lo que ha invertido en la guerra en Siria, en cuanto a recursos, personal y con el aporte de sus milicias aliadas, componentes sin los cuales —junto con el apoyo de Rusia—la probable próxima victoria de Assad sería impensable. Teherán por tanto está buscando cobrar ese respaldo, estableciendo una presencia permanente en Siria a través de bases militares que sean operadas completa o parcialmente por su personal, así como el control de posiciones clave para las milicias chiítas financiadas, armadas y entrenadas por Teherán. Esto le permite no solo expandir su círculo de influencia regional, sino dominar ubicaciones mucho más cercanas a la frontera con su archienemigo Israel.


2. Disposición absoluta de Israel a impedir que Irán afiance esas posiciones en Siria. Hasta hace un tiempo, la prioridad mayor de Israel al bombardear territorio sirio, era evitar que la milicia aliada de Irán, Hezbollah—milicia con la que Israel ha tenido enfrentamientos por décadas y una guerra mayor en 2006—adquiriese armamento o posiciones estratégicas en ese país cercanas a la frontera con Israel. Sin embargo, dados los eventos más recientes, el gobierno de Netanyahu está exhibiendo que hará todo lo necesario con tal de asegurar que Teherán no mantenga las posiciones que busca controlar en ese territorio. Para que esta resolución tenga un efecto disuasivo eficaz, Israel ha decidido ostentar su fuerza confrontando directamente a las tropas iraníes en Siria o atacando las bases en donde éstas operan, mostrándose así dispuesto a asumir las consecuencias de una represalia por parte de Teherán, incluso ante el riesgo de escalar las hostilidades hacia una guerra frontal de dimensiones difíciles de calcular. Israel asume que, si su mensaje es suficientemente creíble, Teherán pensará dos veces antes de atacarle y en última instancia, restringirá sus operaciones en Siria. Pero este cálculo tiene límites considerables, como veremos abajo.

3. Repliegue relativo de Estados Unidos y necesidad de negociar con o atenerse a los intereses de Rusia. Se ha dado demasiada publicidad al supuesto próximo retiro de tropas estadounidenses de Siria, mismas que habían sido desplegadas en ese país para combatir a ISIS. Pero hay que entender que, en realidad, las 2,000 tropas estadounidenses no tienen mayor injerencia en lo que acontece en la guerra siria (Assad contra los diversos grupos rebeldes), ni son capaces de—ni buscan—contener o impedir tanto el avance de Assad como el reposicionamiento iraní en ese país. Mucho menos son capaces de impedir un hecho fundamental: Rusia es la potencia con la que hay que tratar o negociar cualquier asunto que ocurra en esa zona. Netanyahu lo ha entendido bien y ha procurado mantener mecanismos de comunicación y coordinación para evitar roces con Moscú cada vez que Israel bombardea a Siria. Sin embargo, la paciencia del Kremlin claramente se ha agotado. Assad es el aliado de Rusia, y Putin no está dispuesto a ver sus intereses golpeados a causa de los intereses israelíes. De manera que, si bien Rusia no quiere confrontarse directamente con Israel, un incondicional aliado de Washington, sí está buscando formas de restringir la actividad israelí en la zona. Para tal efecto, Moscú ha anunciado que robustecerá los sistemas de defensa antiaérea de Assad mediante misiles con tecnología altamente sofisticada. Eso, no obstante, tomará un tiempo, si es que efectivamente ocurre. Mientras tanto, Netanyahu está buscando aprovecharse de las circunstancias actuales en las que puede operar en Siria con mayor laxitud, con el fin de enviar mensajes a todos los involucrados, tanto a Assad como a Irán y al propio Putin, acerca de cuán lejos Israel está dispuesto a llegar si su seguridad es amenazada, incluso ante el riesgo de conflictuarse con Moscú.

4. El acuerdo nuclear entre EU y otras potencias con Irán. Todo lo anterior se está dando bajo el contexto de la decisión que deberá tomar Trump el 12 de mayo acerca de si Washington permanece o abandona el pacto nuclear que Obama firmó con Teherán en 2015. Justo bajo el entorno de los ataques de anoche, Netanyahu acaba de ofrecer una conferencia de prensa en la que afirma contar con 55,000 páginas y 183 CDs, que confirman que Irán mintió sobre la reducción de su programa nuclear. Ese tema, por supuesto, merece un texto aparte. Mientras tanto, es importante mencionar que, en conexión directa con este acuerdo nuclear, Israel tiene un doble objetivo al llevar a cabo sus ataques contra intereses iraníes en Siria justo en estos momentos. El primero: Israel exhibe ante el mundo, que la presencia militar iraní en Siria en apoyo a quien es considerado un enemigo declarado de Occidente, es real y se ha ido incrementando con los años. Esto conecta directamente a estos ataques con la narrativa de Trump, quien, entre otras cosas, se queja de que Irán ha aprovechado la situación en Medio Oriente para expandir sus intereses regionales apoyando a grupos, milicias y actores contrarios a los intereses de Washington y sus aliados. Dadas estas circunstancias, es difícil para Francia o Reino Unido no estar con Trump en ese canal y, aunque los europeos buscan negociar estas cuestiones de manera separada al acuerdo nuclear, el solo hecho de elevar este tema en la agenda, ya beneficia las metas de Netanyahu. El segundo objetivo de Israel podría estar justamente en una potencial respuesta de Irán. Si Teherán decide atacar Tel Aviv o algún sitio similar mediante sus misiles, estará exhibiendo su progreso en ese otro tema, lo que, de nueva cuenta, se vincula con el acuerdo nuclear que Trump señala como insuficiente por no atender la cuestión del programa de misiles iraní. Todo eso, por supuesto, restringe a Irán de tomar alguna decisión inmediata, y ofrece una ventana de tiempo para que Israel siga enviando mensajes mediante sus ataques a territorio sirio.

 

Posibles represalias de Irán

Con todo, Irán ha prometido responder ante el ataque israelí de hace unas semanas en la que murieron al menos 7 miembros de la guardia revolucionaria iraní. Hasta hoy, esa represalia no ha ocurrido, pero si se confirma que una vez más el autor del ataque de anoche fue Israel, y que efectivamente personal iraní murió en el mismo, la respuesta podría llegar más pronto que tarde y por varias vías. Irán puede responder directamente bombardeando bases militares israelíes o incluso centros poblacionales israelíes. Teherán puede también emplear a su aliado Hezbollah para lanzar misiles contra Israel desde Líbano o aprovechar su influencia sobre Hamás y la Jihad Islámica en Gaza para que estos grupos se unan a un frente común y ataquen a Israel al mismo tiempo. Netanyahu ya anunció que, si los centros poblacionales israelíes son atacados, Israel bombardearía Teherán, en cuyo caso, las hostilidades escalarían de manera muy peligrosa. Irán puede, por supuesto, elegir no responder o hacerlo de manera limitada, atacando objetivos diplomáticos israelíes fuera de la región (cosa que ya ha ocurrido), o respondiendo con algún ataque limitado que solo se dirija a las operaciones israelíes en el Golán, un territorio perteneciente a Siria que es controlado de facto por Israel desde 1967.

La cuestión es que, por ahora, debido a los factores señalados arriba, las respuestas de Irán se encuentran restringidas ante lo que ocurra con Trump y el acuerdo nuclear, e incluso a las elecciones de Líbano la semana que viene. Hezbollah no solo cuenta con un brazo armado, sino con una importante actividad política en ese país, y lo último que desea es proyectarse como una fuerza sometida a los intereses de Teherán.

No obstante, a pesar de todas esas restricciones, mientras Israel siga atacando territorio sirio y siga confrontando tantos intereses al mismo tiempo, el riesgo de represalias seguirá creciendo. Quizás, algunas de esas represalias puedan ser esperadas y contenidas. Pero en este tipo de situaciones, las espirales tienen el potencial de escalar con mucha velocidad provocando situaciones altamente impredecibles y peligrosas. La pregunta es si hoy existe la disposición, y en todo caso la capacidad de actores como Rusia y Washington para prevenir que esto se salga de las manos, o si más bien esos actores prefieren dejar que las cosas sigan su curso (o incluso contribuyan al conflicto) al margen de las consecuencias que ello arroje.

Seguiremos comentando el tema.

Twitter: @maurimm

Google News

Noticias según tus intereses