Lo que está ocurriendo estos días nos aporta algunas claves de hacia dónde se está dirigiendo la situación en Siria tras siete años de una sangrienta guerra. Assad ha retomado ya una importante porción del suroeste sirio que perdió hace tres años. Con ello, su ejército se encuentra a muy poco de la victoria final . Sin embargo, un vistazo más cercano nos muestra que el asunto es más complejo. Primero, porque la guerra siria no es solo una “guerra civil” de un gobierno contra un grupo de rebeldes, sino un enredado conflicto que involucra diversas milicias locales laicas, otras milicias islámicas, organizaciones terroristas, milicias que proceden de otros países, además de un número de potencias regionales y globales que usan el territorio sirio para dirimir sus disputas. Segundo, porque, aunque el conflicto de Assad contra los “rebeldes” parece tender a disminuir, hay otros conflictos paralelos que se mantienen o bien, que están creciendo. Tercero, porque las milicias kurdas (apoyadas por EU), quienes arrebataron buena parte del territorio que llegó a controlar ISIS, aún conservan un 20-25% del territorio sirio y la “devolución” de ese territorio al gobierno sirio podría ser más complicada de lo que parece. El blog de hoy analiza este panorama, así como las posibles implicaciones de esta nueva fase que se está viviendo en la guerra.

Lo más reciente

Según había sido ya acordado, el ejército de Assad, con el respaldo aéreo ruso, ha estado retomando el control del suroeste sirio, lo que ha incluido la recuperación de diversos puestos fronterizos entre Siria y Jordania que Assad había perdido hace tres años. Ya hay un cese al fuego operando en la zona, aunque miles de personas han estado huyendo buscando cruzar sobre todo hacia Jordania en un intento por huir de una posible masacre.

Al recuperar el suroeste sirio las fuerzas de Assad se podrán ya concentrar en el último foco importante que mantiene la rebelión

ubicado en la provincia de Idlib. Si el presiente sirio lograse recuperar esa zona, la guerra siria habría virtualmente terminado, al menos en una de sus facetas.

Conflictos paralelos

Sin embargo, estas nuevas circunstancias han provocado reacomodos diversos entre otros actores, lo cual también implica el mantenimiento e incluso la posible intensificación de potenciales áreas de conflicto:

1. Conflicto turco-kurdo: Aún bajo las condiciones actuales en las que el ejército de Assad está resultando victorioso, las milicias kurdas, que fueron armadas y entrenadas por Washington para combatir a ISIS, conservan entre 20 y 25% del territorio. Esto es algo intolerable para una de las grandes potencias regionales, Turquía, país que tiene su propio conflicto añejo con la militancia kurda y quien entiende a las milicias kurdas-sirias como una extensión del PKK, la organización militante kurda más importante en Turquía. Como resultado, en meses recientes Ankara lanzó una intervención militar para arrebatar a los kurdos-sirios una de las zonas colindantes con Turquía que los kurdos controlaban. Por ahora, esa ofensiva no se ha extendido. No obstante, Ankara ha amenazado con continuar dicha ofensiva contra los kurdos si estos siguen manteniendo semejante cantidad de territorio bajo su control. Así que lo primero será observar si se negocia la transferencia territorial de los kurdos hacia las fuerzas de Assad, y bajo qué condiciones esto se negocia. Para ello, la intervención de EU y de Rusia será crucial. De haber acuerdo en este tema entre las superpotencias, esta parte del conflicto podría desintensificarse. Pero si las superpotencias siguen enfrascadas en sus propias confrontaciones y/o no se negocian términos con los que Erdogan esté de acuerdo, el conflicto turco-kurdo podría adquirir nuevas proporciones.

2. Conflicto de Israel vs. Irán-Hezbollah: Recordemos que Irán, el mayor aliado regional de Assad, ha sido uno de los grandes soportes al ejército sirio a lo largo de la guerra. Para ello, Teherán ha aportado armamento, financiamiento, el respaldo de sus milicias aliadas procedentes de varios países (la más importante de las cuales es Hezbollah) y personal de élite para asesorar a Assad. A la vez, Irán ha venido incrementando su presencia militar en Siria estableciendo bases y zonas de control con miras a tener una mejor posición estratégica en contra de su máximo enemigo, Israel. De su lado, Israel ha bombardeado decenas de veces el territorio sirio buscando evitar el fortalecimiento de las posiciones de Hezbollah e Irán. En este 2018, el enfrentamiento escaló pues Israel ha estado atacando las posiciones iraníes ya de manera directa, ocasionando decenas de bajas entre los oficiales militares iraníes, además de destrucción de bases y armamento procedente de Teherán. Netanyahu ha negociado con Rusia, la superpotencia que ha resultado mejor posicionada en la guerra, el “permiso” para bombardear a Irán siempre y cuando Israel evite atacar a Assad, aliado de Moscú. Como resultado, todo parece indicar que Teherán tendrá que replegar sus posiciones a unos 80km de distancia de la frontera con Israel. Con todo, Israel ha seguido bombardeando las posiciones iraníes (el último bombardeo ocurrió ayer) y es probable que Netanyahu no se conforme con nada menor a una retirada total iraní de territorio sirio.

3. ISIS: Este solo tema nos da para un artículo completo, pero lo resumo de la siguiente manera. La organización terrorista que llegó a dominar el 50% del territorio sirio, hoy solo conserva algunos pequeños focos. Sin embargo, hay varios aspectos a considerar: (a) Aún hace falta arrebatarle esos focos territoriales, lo que no ha sido simple; (b) Si el conflicto turco-kurdo no es resuelto a tiempo, ISIS podría aprovechar la distracción y recuperar algunos otros focos de territorio más; (c) ISIS ha cambiado de fase. En los próximos meses/años veremos su reagrupamiento y su paso a combatir como lo hizo en Irak durante años, desde las coladeras, mediante olas de atentados y asaltos contra grupos y actores varios; por último (d) ISIS tiene operaciones en unos 26 países del planeta por lo que al margen de lo que ocurra en Siria, hablar de su derrota es enormemente prematuro.
 

Implicaciones de posible victoria de Assad

Independientemente de lo que ocurra con los conflictos paralelos, hay ya un número de suposiciones que podemos ir efectuando, las cuales tienen implicaciones tanto a nivel local como regional y global.

En suma, hablar del final de la guerra siria sigue siendo prematuro. Hay conflictos que sobreviven y hay otros conflictos que han venido emergiendo como resultado de las nuevas circunstancias en las que Assad y sus aliados están ganando. Sin embargo y salvo mantenernos observando el desarrollo de esos conflictos paralelos, es posible ya entender algunas de las implicaciones que conlleva el que sea el presidente sirio, y no los grupos rebeldes, quien esté sumando victorias a su causa.

1. Tras siete años de una sangrienta guerra, Assad es quien está ganando. Con él, ganan los diversos actores que le respaldaron. Y con la rebelión, pierden los diversos actores que respaldaron a dicha rebelión.

2. En lo interno, pierden aquellos grupos políticos y ciudadanos que originalmente, en aquél 2011, se lanzaron a la calle en una ola de protestas masivas exigiendo derechos y libertades. Pierden quienes pensaban que en Siria el régimen podía caer y que podría llegar una transición política que no se tuviese que atener a los términos de Assad. Pierden quienes, como Obama, afirmaban que “los días de Assad están contados”. Pierden quienes pensaban que era posible llevar a Assad a tribunales internacionales para ser juzgado por las acciones que su ejército ha cometido (organizaciones internacionales como la ONU o como la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas [OPCW], tienen amplia evidencia de potenciales ataques químicos a manos del ejército de Assad [lo que no exculpa a varios grupos rebeldes, a su vez, de ataques similares], por mencionar algunos). Ganan por supuesto aquellos grupos internos que le respaldaron, aquellos que preferían la estabilidad y/o aquellos que temían el ascenso de un gobierno islámico radical a raíz del número de milicias de ese perfil que se sumaron a la rebelión.

3. En lo regional, gana Irán (y las milicias que este país arma, financia y respalda, como Hezbollah). Y pierden aquellos países de la región que apoyaron a la rebelión como Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos o Jordania. Turquía, quien también apoyo a la rebelión desde al menos 2012, entendió que, si quería garantizar sus intereses mínimos, tenía que flexibilizar su postura, lo cual le hizo acercarse a Rusia y a Irán. Por lo tanto, a pesar de que no ocurrirá lo que Erdogan deseaba—la caía de Assad—al menos su posición actual le permite negociar sus intereses de seguridad para la etapa de posguerra.

4. En lo global el más claro vencedor es, sin lugar a dudas, Rusia. La apuesta le sale muy bien a Putin. Moscú garantiza sus bases naval y aérea, con ello, su única salida al Mediterráneo y su puerta de entrada a Medio Oriente. Adicionalmente, Moscú asegura para sí el estatus de ser la potencia con la que hay que negociar, a la que todos parecen tener que pedir “permiso” para actuar, lo que le permitirá intervenir en otro tipo de asuntos de esa región. De paso, Putin ocluye la posición de EU quien ahora no solo debe aceptar la supervivencia de Assad bajo los términos del Kremlin, sino que debe aceptar que Rusia incrementa su capacidad de influencia en todo Medio Oriente. Pierden también aquellos países como Francia y RU que se alinearon con la postura de Washington desde el inicio. Israel, de su lado, también ha entendido que, para garantizar su propia agenda de seguridad, necesita llegar a entendimientos con Moscú y no tanto con la Casa Blanca. Esas son las nuevas condiciones de la región.

Twitter: @maurimm

Google News

Noticias según tus intereses