Los artesanos del pueblo -que trabajan la pólvora desde mediados del siglo XIX- se empeñan orgullosos en seguir con su peligroso oficio, al grado que en los funerales de las víctimas de la explosión detonaron cohetes en su honor
Y este año, el reto de la fiesta de Tultepec era exorcizar al fantasma de la explosión que el 20 de diciembre causó 42 muertes y dejó en ruinas su mercado de pirotecnia San Pablito, el más grande de México.