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Carlos Enrique Puebla De Saro, nacido en Cuernavaca, Morelos, se considera un maestro especial, pues hace 39 años nació con el cromosoma del amor, como le llaman al Síndrome de Down. Hoy es escritor, empresario, presidente de la Asociación Civil Luchando contra la Adversidad y el primer conferencista a nivel nacional con ese padecimiento.

Con su empresa Grupo Systemol, un nuevo concepto de computación, enfoca pláticas y conferencias a la inclusión social, educativa y laboral para personas con discapacidad.

Asegura que su misión es luchar por la sensibilización de la población, por ello, mediante sus conferencias ha llevado al interior de la República mexicana y al extranjero el mensaje de que la discapacidad no es limitante de nada: “Es cuestión de reconocerlo y tener autoestima”.

Durante la conferencia La Capacidad de la Discapacidad, organizada por el Sistema DIF Sonora por la Semana de la Discapacidad, Carlos Enrique narra sus retos y satisfacciones, así como las motivaciones que lo impulsaron a escribir para hacer un llamado a la inclusión de quienes tienen una capacidad diferente.

“Quiero decirle a esas personas que somos seres humanos comunes y corrientes y también nos duele”, destaca el joven, quien ha sido galardonado en Morelos con el premio estatal para personas con discapacidad Gaby Brimmer 2014 y el Premio estatal Derechos Humanos 2014.

Las personas con una capacidad diferente “tenemos los mismos valores, los mismos sentimientos, el objetivo real es concientizar, es decirle a la sociedad de lo que somos capaces, hace mucha falta inclusión en todos los sentidos tanto social, educativo y laboral”, reitera.

“Soy el primer conferencista y escritor con Síndrome de Down, y lo digo a mucha honra, vengo representando a las personas con el cromosoma del amor. He venido a presentar mis tres obras para dar las herramientas a personas con discapacidades, como yo”, señala.

Amor y paciencia. Por su parte, Andrea Puebla, narra la importancia de ayudar a su hijo en todas las etapas de su vida y el orgullo que le provoca verlo convertido en un escritor, empresario y conferencista.

Comenta que la verdadera escuela está en casa, el mayor apoyo está en el hogar, porque después de la escuela, se debe permanecer mucho tiempo con ellos repasando para que no se les olvide, nunca decirles no se puede y respetarlas siempre.

“Hay que llevarlos de la mano, debemos de creer en ellos y hacer que los respeten, y sacar la cara sobre todo cuando les dicen no puedes”, dice.

“Es difícil guiarlos, necesitan dos cosas: un costal de amor y otro de paciencia, pero si se puede, hay mas chicos que han salido adelante, pero es a base de sacrificar muchas cosas personales, porque hay que ver que les vamos a dejar a futuro”, destaca.

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