estados@eluniversal.com.mx

Floresta.— Salvador Lara Gómez, de 60 años, levantó hace cuatro décadas su casa, un complejo de cuatro chozas de madera al que nunca ha llegado la luz eléctrica ni el drenaje.

De acuerdo con el hombre, lo más que su familia ha llegado a poseer es un radio de pilas. Desde que construyó su hogar no ha podido poner piso de cemento, las carencias económicas que enfrenta son las mismas que las de sus vecinos.

La vivienda de Salvador está ubicada en el barrio de Guadalupe, en La Floresta, comunidad de 3 mil habitantes, en su mayoría niños y jóvenes que habitan en hogares de madera con pisos de tierra.

En este lugar las familias pasan su día a día sin agua y sin drenaje. En 2014, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), a través del Programa Sin Hambre, les regaló algunas letrinas, que prácticamente han colapsado porque los tinacos de 2 mil 500 litros se llenaron de desechos.

La comunidad está considerada como de “muy alta” pobreza. Hace más de 40 años se introdujo el agua a las casas, no obstante, el líquido no llega. Las familias deben abastecerse en algunas tomas que existen en el poblado, o bien, cuando la laguna Salvatierra se seca, toman de los depósitos donde almacenan agua de lluvia.

En el pueblo no hay fuentes de empleo, si los hombres quieren buscar trabajo deben viajar hacia las zonas agrícolas de los Valles Centrales o a San Gregorio Chamic, la mayoría no lo hace porque gastan más en pasaje, que lo que obtendrán como salario.

Gran parte de los jóvenes no ha continuado con sus estudios medio superiores por falta de recursos, la pobreza los obliga a buscar trabajo en San Cristóbal de las Casas, Teopisca o Comitán de Domínguez.

Salvador cuenta que él y su esposa María González, de 55 años, nunca han recibido apoyos como Piso Firme, Progresa, Prospera, Sin Hambre o Salario Rosa.

Apenas llegan a su casa, luego de recolectar pesadas cargas de leña en la montaña, el hombre relata que junto con sus hijos de 18, 15, 14 y 12 años, han sobrevivido hasta ahora sólo con el maíz y el frijol que cosechan en su parcela. En muy pocas ocasiones es posible comer caldo de gallina.

A unos 12 kilómetros de La Floresta se encuentra el poblado de Tulanca, que pertenece al municipio zapatista Miguel Hidalgo. Hasta el año 2000, en este lugar quedaba un reducido grupo de 100 de las 600 familias que fueron bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Los campesinos recuerdan cuando llegaba, procedente de la selva, el “compañero Abraham”, para hablarles de la importancia de organizarse y demandar al gobierno libertad, justicia y democracia. Sin embargo, los habitantes parecen haber quedado en el olvido. Todos enfrentan grandes carencias, al igual que sus vecinos, no cuentan con condiciones para vivir dignamente.

Google News

Noticias según tus intereses