El obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, dio a conocer que la Secretaría de Gobernación (Segob) le pidió no hacer más declaraciones sobre los asesinatos de los sacerdotes Iván Añorve Jaimes y Germaín Muñiz.

En un video de la misa celebrada en la Basílica de Guadalupe, realizada el 9 de este mes, con motivo de una peregrinación de fieles que pertenecen a la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, el prelado aseguró: “Me dijeron que no hiciera más declaraciones y de parte del gobierno le dijeron que no volviera a hacer declaraciones, pero vamos a ver quién aguanta más, ellos o yo”.

Detalló que en la conversación con enviados de la Segob, sostuvo que no podía permitir “esa humillación, esta desgracia de nuestros sacerdotes, que como obispo tenía la obligación de defender a sacerdotes, seminaristas, religiosas y religiosos, que como Iglesia tenemos que levantar la voz y no permitir esos atropellos”.

Por otro lado, en una misa del domingo pasado en la parroquia de Santa María de la Asunción, de esta ciudad, Rangel Mendoza reveló que ante la ola de violencia que se vive en Chilapa, un grupo de monjas guadalupanas se vieron obligadas a abandonar la población, tras la ejecución de tres familiares de una de ellas.

Agregó que las mujeres se encontraban al frente de una escuela, que finalmente tuviero que abandonar debido al asesinato de los padres de una de las monjas.

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