El 4 de enero del 2018, el obispo Felipe Arizmendi Esquivel regresará a la diócesis de Toluca, “donde me dedicaré, mientras Dios me conceda vida y salud, (...), a escuchar a las personas en confesión y en asesoría espiritual”.

En la Declaración ante la sucesión episcopal en la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Arizmendi Esquivel dio a conocer que el Papa Francisco “aceptó bondadosamente en este día mi renuncia como obispo de San Cristóbal de las Casas, que le presenté el 1 de mayo de 2015, cuando cumplí 75 de edad, como indican las normas de la Iglesia”.

Este 3 de noviembre, el Papa designó al obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez , como obispo de San Cristóbal de las Casas, quien inició “aquí su ministerio episcopal el 3 de enero de 2018”.

Llamó a los fieles de la diócesis a que se preparen para el arribo del obispo Aguilar Martínez y “desde hoy les invitamos a su recepción”.

En el escrito Arizmendi Esquivel dio “gracias a Dios y a la comunidad católica por los casi 27 años de servicio episcopal en Chiapas: Un poco más de 9 años en Tapachula, a donde llegué el 7 de marzo de 1991, y 17 años y medio en San Cristóbal de las Casas, desde el 1 de mayo de 2000 hasta la fecha”.

Desde hace 17 años, “he procurado mantenerme fiel a lo que dije el día de mi llegada a San Cristóbal: No vengo a competir, ni a destruir, sino a complementar”, expuso.

Reveló que nunca quiso competir con su antecesor, Samuel Ruiz García (1924-2011), quien “abrió caminos que habían sido inspirados por el Espíritu Santo en el Concilio Vaticano II”.

Ruiz García “luchó arduamente, con persecuciones, por la defensa y la dignidad de los pueblos originarios, para que se respetaran sus derechos. Promovió la paz, siempre con el cimiento de la verdad y la justicia. No se debe perder su herencia pastoral”.

Desde su nombramiento como obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, no llegó a destruir el proceso que llevaba la diócesis bajo la responsabilidad de Ruiz García, “como muchos temían o esperaban”.

A su llegada ratificó el III Sínodo Diocesano, aprobado poco tiempo antes por mi antecesor”.

Además “me esforcé para que todos continuáramos el camino de ser una Iglesia autóctona, liberadora, evangelizadora, servidora, en comunión y bajo la guía del Espíritu Santo, en opción preferencial por los pobres. Esto lo plasmamos en el Plan Diocesano de Pastoral”.

Su servicio fue completar la atención pastoral “a lo que los signos de los tiempos fueran indicando, y que son retos actuales para la diócesis, como la migración, interna y externa, las traducciones bíblicas y litúrgicas a los idiomas indígenas, la consolidación del diaconado permanente”

Trabajo en la promoción de la mujer, la evolución global de la niñez y la juventud, la pastoral urbana, la organización de los catequistas de comunidades, la promoción de vocaciones religiosas y sacerdotales, la renovación del Seminario Diocesano, la pastoral de las familias, la evangelización por los medios de comunicación.

El obispo originario de Zinacantepec, Estado de México, pidió perdón por sus “deficiencias” y dijo que “llevaré siempre en mi corazón a estas dos amadas diócesis de Chiapas, (Tapachula y San Cristóbal) cada cual con su historia y sus realidades tan diferentes”.

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