Tijuana.— El Escuadrón Antibombas del Departamento de Bomberos en San Diego realizó un operativo junto con la Policía de Tijuana en la garita internacional San Ysidro, luego de que se detectara un objeto sospechoso en el cruce fronterizo.

Un paquete envuelto en papel, que se creía podría ser una bomba, fue colocado en uno de los carriles vehiculares del cruce, justamente en la línea amarilla que divide Estados Unidos y México.

El secretario de Seguridad Pública Municipal (SSPM), Marco Antonio Sotomayor, explicó que recibieron un reporte antes del mediodía del sábado, en el que les informaron sobre la presencia del objeto.

Como parte de la información, dijo, les detallaron que un hombre de entre 40 y 50 años fue quien llegó a pie hasta los carriles 26 y 27, para girar en dirección a donde se encontraban los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), colocar el paquete y luego retirarse.

Tras el incidente, la corporación estadounidense ordenó el cierre de al menos cinco carriles —del número 23 hasta el 27— durante un lapso de 30 minutos, mientras que del lado mexicano la Policía de Tijuana apoyó para la movilización de los vendedores ambulantes que se encontraban cerca del área e incluso de los vehículos que hacían fila para cruzar.

“No fue posible localizar a la persona que dejó el objeto. Dentro de los procedimientos que establece el manual de la aduana americana requieren forzosamente la intervención del escuadrón antibombas”, dijo.

“Primero llegó el robot, una vez que presumiblemente determinaron que no había ningún peligro llegó una persona y retiró el objeto”, detalló el funcionario.

El paquete consistía en una especie de caja formada con papeles, envuelta con material del mismo tipo y plásticos de colores amarillo, negro, blanco y azul.

Mientras las autoridades estadounidenses descubrían de qué se trataba el artefacto abandonado, los oficiales mexicanos advertían a la gente que se movieran del lugar.Eduardo, un joven de aproximadamente 30 años, que tiene más de ocho trabajando como vendedor de dulces en el área de la garita San Ysidro, fue uno de los testigos.

Dijo que apenas se acercaba al área que divide ambos países, observó que un hombre dejó un bulto a unos cuantos metros de las cajas de inspección del puerto fronterizo, luego se regresó al lado mexicano y se retiró.

Apenas habían pasado unos segundos y escuchó la advertencia de uno de los oficiales mexicanos, quien le dijo que debía retirarse antes de que el sitio explotara.

Otro de los vendedores, Juan, quien maneja un carrito para vender quecas, contó que hace menos de un mes durante la noche también se alertó a la gente por la sospecha de una amenaza de bomba.

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