El sacerdote indígena de Simojovel, Chiapas, Marcelo Pérez Pérez, considera que hay que aplaudir la acción del obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, de no quedarse de brazos cruzados ante los asesinatos del crimen organizado.

Pérez Pérez afirma que el problema del crimen organizado es muy grave y se ha salido de control, por lo que la Iglesia católica tiene que reaccionar, ya que, consideró, no hay esperanza por parte del gobierno, al haber muchos funcionarios involucrados.

“Por eso tenemos que involucrarnos desde la sociedad civil y desde los pueblos para defender la vida”, asevera el religioso.

Explica que decir “pactó” con el crimen organizado suena muy peligroso y no está bien aplicada la palabra, porque lo que hace es criminalizar a Rangel o se malinterpreta su actuar.

Pérez Pérez ha sufrido diferentes amenazas en su carrera pastoral y sabe los riesgos que representa la defensa de las comunidades, tan es así que el año pasado la Comisión Intermericas de Derechos Humanos (CIDH) emitió medadas cautelares para él.

Google News

Noticias según tus intereses