Tuxtla Gutiérrez.— En la región de la Sierra de Chiapas existe “alerta y preocupación porque la violencia se extiende a otras comunidades vecinas”, advirtió el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba).

Tras el asesinato de 11 personas, entre ellas dos catequistas, ocurrido en el ejido de Nuevo Morelia, en el municipio de Chimuselo, el Frayba emitió un comunicado en el que expuso que el deber del Estado mexicano y sus gobiernos no debe reducirse a abrir una carpeta de investigación, sino que debe garantizar la debida diligencia del caso y asistir a las víctimas.

“A raíz de esos hechos criminales, el gobierno federal y estatal tienen la obligación urgente de proteger a la población civil en medio de la agudización de la violencia en la frontera y la sierra. Esa violencia deja graves daños y riesgos a la vida, seguridad e integridad física, mental y emocional de las comunidades”, expuso la ONG.

El Frayba asentó que con otras organizaciones de la sociedad civil ha denunciado la violencia en Chiapas e insistido en los impactos contra la población que está “como rehén de las disputas por el control del territorio por parte de la delincuencia organizada en la frontera y la sierra”.

Agregó que entre las 11 víctimas están dos catequistas católicas.

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