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Las redes sociales y la aplicación de WhatsApp en Chilapa se han convertido en un arma de doble filo: por ahí han salido las amenazas de los grupos delictivos en contra de los profesores y por ahí mismo estos intentan rescatar el ciclo escolar: dan clases, dejan tareas.

Han pasado 47 días y 59 mil 649 niños de preescolar, primaria y secundaria no van a las escuelas. “Los padres de familia nos han dicho que no quieren que sus hijos vayan a la escuela por el temor que les pase algo”, cuenta un docente que pide el anonimato, por el temor de ser ubicado por uno de los grupos criminales.

Por ahora en Chilapa, Zitlala, Ahuacuotzingo, Atlixtac y José Joaquín Herrera, tanto maestros como padres de familia evitan asistir a las escuelas: están amenazados.

Desde el 22 de septiembre, en las redes sociales y WhatsApp han circulado mensajes intimidadores. A las profesoras les advierten que serán violadas y a los profesores que los asesinarán si los ven en las escuelas.

Los maestros no han dudado en hacer caso a las advertencias que le adjudican a los grupos delictivos que se disputan el control de la región, Los Rojos y Los Ardillos. Y hay muchos motivos para tomarlas en cuenta, pues en los últimos años en Chilapa y los demás municipios las amenazas de muerte se cumplen.

En la comunidad no quieren que los niños regresen a clases porque no hay garantías para ello. Ninguna dependencia se responsabiliza de la integridad de los estudiantes y profesores cuando estén en las escuelas.

Por ahora, mientras más lejos estén de las escuelas, están más seguros. Incluso, el vocero de Gr upo Coordinación Guerrero, Roberto Álvarez Heredia, declaró que Chilapa se convirtió en el segundo municipio más violento del estado, después de Acapulco.

Estudiar entre violencia. Una de las escuelas de Chilapa que más cerca ha tenido la violencia es la preparatoria 26 de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro). Este plantel está ubicado en el barrio de San Antonio, hasta donde termina la avenida Revolución. Allí es el inicio del camino que lleva a la zona rural, a las comunidades del Paraíso, Santa Catarina que llevan a otras como el Jagüey, San Ángel, en los límites con Quechultenango, bastión de Los Ardillos.

En ese paso, donde está justamente la preparatoria, los grupos criminales han instalado retenes, han asesinado, se han enfrentado, incluso, han irrumpido a las instalaciones para sacar algunos de sus estudiantes.

Otros alumnos de esta preparatoria han corrido con peor suerte: han aparecido muertos en alguna calle o en alguna fosa clandestina.

Este lunes, cuando se anunció el regreso a clases, el rector de la UAGro, Javier Saldaña, autorizó a los profesores de la preparatoria de Chilapa continuar sin asistir a la escuela hasta que haya garantías, mientras tanto le pidió que dejen trabajos, apliquen exámenes o intenten seguir las clases por internet, por redes sociales.

Sin embargo el ciclo escolar sigue. Los profesores de las escuelas de nivel básico han comenzado a utilizar las redes sociales o WhatsApp para dejar tareas. En mensajes posteados en cuentas de Facebook dejan los trabajos, les dan indicaciones de que página a que página deben estudiar.

En estos 47 días sin clases, la Secretaría de Educación Pública ha evadido el problema. En cinco ocasiones ha emitido circulares sobre la suspensión, argumentando que las escuelas están siendo evaluadas por los efectos del terremoto del 19 de septiembre.

Este lunes se cumplió el último plazo, pero a una secundaria de Zitlala que intentó reiniciar las clases llegó este mensaje: “A ver culeros, porque no obedecen, dijimos que clases hasta nuevo aviso, no se pasen de vergas, director ya te tengo ubicado rézale a San Francisco. Obedezcan o si no los vamos a chingar (sic)”.

Los profesores cerraron la escuela y este martes no volvieron.

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