Los miles de desplazados por el conflicto de límites territoriales , difícilmente van a poder recuperar sus casas y tierras, aun después del fallo del Tribunal Unitario Agrario (TUA) donde pide a la Secretaría de Desarrollo Agrario , Territorial y Urbano ( Sedatu ) reponer las diligencia de deslinde, consideró el obispo Felipe Arizmendi Esquivel .

Explicó que el fin de semana estuvo cerca de la zona de conflicto y pudo ver casas abandonadas y gente que caminaba por las carreteras, por lo que como consecuencia los desplazados no van a poder levantar su cosecha de café, ya que “todavía se siguen escuchando disparos de armas de fuego de alto poder por parte de los grupos armados que dicen son promovidos por autoridades de Chenalhó”.

Arizmendi pudo hablar con algunos desplazados quienes le narraron su sufrimiento de haber dejado sus hogares y tierras como consecuencia del conflicto y algunos han fallecido por falta de atención médica, alimentos y por frío.

“Una mujer me decía que sentían miedo por las culebras que hay en esos lugares despoblados”, explicó el obispo que llegó en las inmediaciones de la zona donde indígenas tzotziles están confrontados por problemas de límites territoriales.

Ante la crisis que parece aun no tener solución a corto plazo, el obispo rogó a la sociedad civil que mande ayuda humanitaria a través de las parroquias y de Caritas diocesana.

Recordó que el problema ahora sumamente delicado surgió hace 43 años, cuando la entonces Secretaría de la Reforma Agraria (SRA) entregó a Chalchihuitán 363 hectáreas de tierras cerca de Chenalhó, con títulos de propiedad y por lo tanto las ocupan legalmente.

De esta forma los habitantes de Chalchihuitán “no son invasores, sino legítimos propietarios ya que “conservan sus documentos oficiales”, explicó el obispo.

Por su parte, Chenalhó no aceptó la resolución de hace 43 años, porque los topógrafos e ingenieros de la SRA no respetaron los límites naturales, como fue el río, frontera que considera ancestral, es decir, anterior al deslinde que realizó la extinta dependencia encargada de la tenencia de la tierra.

Los tzotziles de Chalchihuitán han dicho que conforme a mojones y límites muchos más antiguos, a ellos no solo les pertenece las 363 hectáreas, sino mucho más que están en poder del municipio de Chenalhó, como la comunidad Campos Los Toros, que se ubica en la ladera de un cerro desde donde se divisa Chalchihuitán.

“Pero no quieren exponer razones ancestrales, porque es muy difícil demostrar su veracidad, pero lo que pueden tener certeza es que cuentan con documentos oficiales que los acredita como legítimos dueños de esas tierras”, señaló Arizmendi Esquivel.

En Chalchihuitán, los tzotziles dicen que no van a recurrir a las armas, mucho menos tomarán otras medidas de lucha o de venganza, pues ahora el camino es seguir la vía jurídica a través del Tribunal Colegiado, con sede en Mérida, Yucatán, pero de ser necesario se irán a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, explicó el obispo.

“Los tzotziles de Chalchihuitán rechazan la fuerza de las armas, porque dicen confiar en que se respeten sus derechos protegidos por documentos oficiales”.

Y explica que son hermanos con los tzotziles de Chenalhó, de la misma etnia tzotzil y además algunos de ellos son parientes y que no van a armarse ni a acudir a la violencia.

Reiteran que no confían en el uso de las armas para defender su territorio, porque su fuerza son sus documentos oficiales, que protegen sus derechos.

El obispo agradeció a organizaciones civiles y personas que han enviado ayuda humanitaria, como maíz, frijol, sal, azúcar y especialmente enseres para que las miles de familias puedan dormir en el suelo de las montañas de Chalchihuitán.

afcl

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